L. D. / EFE.- Cuando el ex director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, comenzó a ser investigado se supo que su historial académico y profesional real se parecía poco al que él defendía. No era ingeniero industrial y tampoco había realizado un “master” en administración de empresas. Era, más bien, algo así como perito cronometrador de procesos industriales. Pero a la desfachatez del engaño le superaba la falta de comprobación de un Gobierno sobre los cargos que nombraba. Roldán, tras varias aventuras por Asia, paga desde hace años en la cárcel y su pasado “universitario” quedó en pura anécdota.
Ahora Antonio Rafael Camacho, quien fuera dueño de Gescartera, reaviva el recuerdo de aquellas hazañas. Resulta que no era licenciado en Derecho como les decía a todos sus clientes y amigos. Lo intentó, pero nada más. Y además, le suspendieron la matrícula por “falta de pago”. Su juvenil triunfo como empresario sólo era fruto de su pericia para cambiar de manos el dinero y del vasto equipo de colaboradores que forjó bajo el techo de Gescartera. Nada de eso se aprende en la Facultad. Tampoco a Roldán le hacían falta conocimientos de Ingeniería para dilapidar el dinero de la Guardia Civil.
Entre las asignaturas de Derecho que Camacho aprobó se encuentra Hacienda Pública, no se sabe con qué nota pero parece que no se le daba mal. Camacho, que llegó a la Universidad con una calificación media de 6,4 puntos tras pasar la Selectividad, empleó cinco años en aprobar catorce asignaturas, la última de ellas, en junio de 1989. Después se matriculó de nuevo en la Universidad en el curso 1990/1991, pero se le anuló la matrícula "por falta de pago". Según las declaraciones realizadas hasta ahora por varios colaboradores suyos en el Congreso de los Diputados y en la Audiencia Nacional, Camacho les aseguró que era licenciado en Derecho. Si lo que le faltó fue tiempo para concluir sus estudios, ahora tiene la oportunidad de hacerlo.
A Camacho y a Roldán les une su pasado académico ficticio (uno más imaginativo que otro), el gusto por la estafa y el estar en la cárcel. Habrá que cuidar que el cliente de las mejores joyerías de Madrid no tenga pensado también descuidarse en un avión rumbo a Laos. Conexiones con Hong Kong y Shangai no le faltan.
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Ahora Antonio Rafael Camacho, quien fuera dueño de Gescartera, reaviva el recuerdo de aquellas hazañas. Resulta que no era licenciado en Derecho como les decía a todos sus clientes y amigos. Lo intentó, pero nada más. Y además, le suspendieron la matrícula por “falta de pago”. Su juvenil triunfo como empresario sólo era fruto de su pericia para cambiar de manos el dinero y del vasto equipo de colaboradores que forjó bajo el techo de Gescartera. Nada de eso se aprende en la Facultad. Tampoco a Roldán le hacían falta conocimientos de Ingeniería para dilapidar el dinero de la Guardia Civil.
Entre las asignaturas de Derecho que Camacho aprobó se encuentra Hacienda Pública, no se sabe con qué nota pero parece que no se le daba mal. Camacho, que llegó a la Universidad con una calificación media de 6,4 puntos tras pasar la Selectividad, empleó cinco años en aprobar catorce asignaturas, la última de ellas, en junio de 1989. Después se matriculó de nuevo en la Universidad en el curso 1990/1991, pero se le anuló la matrícula "por falta de pago". Según las declaraciones realizadas hasta ahora por varios colaboradores suyos en el Congreso de los Diputados y en la Audiencia Nacional, Camacho les aseguró que era licenciado en Derecho. Si lo que le faltó fue tiempo para concluir sus estudios, ahora tiene la oportunidad de hacerlo.
A Camacho y a Roldán les une su pasado académico ficticio (uno más imaginativo que otro), el gusto por la estafa y el estar en la cárcel. Habrá que cuidar que el cliente de las mejores joyerías de Madrid no tenga pensado también descuidarse en un avión rumbo a Laos. Conexiones con Hong Kong y Shangai no le faltan.
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