L D (EFE) Ángel Corcóstegui (Bilbao, 1951) se convierte de esta forma en la última víctima de la crisis interna abierta entre los directivos del antiguo Banco Santander y del Central Hispano, y que se ha saldado con la victoria absoluta del cántabro Emilio Botín, que ahora ha decidido rodearse de personas de su entera confianza. En los tres años que han transcurrido desde la fusión del Santander Central Hispano, Corcóstegui -siempre bajo la mirada atenta de Botín, hombre poco dado a delegar decisiones- ha sido el artífice de la integración y crecimiento de las dos entidades, una gestión que ha estado plagada de aciertos y de alguna otra crítica.
Uno de sus primeros problemas surgió en los primeros días tras la fusión, cuando Botín se vio obligado a pedir a su hija, Ana Patricia Botín, que abandonara los cargos ejecutivos en el banco para evitar una posible rivalidad con Corcóstegui, un hombre que procedía del Central Hispano y al que se le encomendó la gestión de la entidad.
Bajo la batuta de Corcóstegui, el banco se ha convertido en la primera entidad española por volumen de beneficios y ha ampliado de forma importante su presencia y sus inversiones en Latinoamérica, aunque esta última iniciativa ha provocado algunos quebraderos de cabeza en los últimos meses. Una de las mayores críticas efectuadas a Corcóstegui fue su decisión de adquirir, en pleno auge de las empresas tecnológicas, el portal financiero Patagón por unos 90.000 millones de pesetas, una cantidad desorbitada desembolsada tan sólo meses antes de que se produjera la caída de este tipo de compañías.
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Uno de sus primeros problemas surgió en los primeros días tras la fusión, cuando Botín se vio obligado a pedir a su hija, Ana Patricia Botín, que abandonara los cargos ejecutivos en el banco para evitar una posible rivalidad con Corcóstegui, un hombre que procedía del Central Hispano y al que se le encomendó la gestión de la entidad.
Bajo la batuta de Corcóstegui, el banco se ha convertido en la primera entidad española por volumen de beneficios y ha ampliado de forma importante su presencia y sus inversiones en Latinoamérica, aunque esta última iniciativa ha provocado algunos quebraderos de cabeza en los últimos meses. Una de las mayores críticas efectuadas a Corcóstegui fue su decisión de adquirir, en pleno auge de las empresas tecnológicas, el portal financiero Patagón por unos 90.000 millones de pesetas, una cantidad desorbitada desembolsada tan sólo meses antes de que se produjera la caída de este tipo de compañías.
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