LD (EFE) Según fuentes conocedoras de la operación, los ofertantes son un consorcio integrado por Metrovacesa, Deutsche Bank y el grupo catalán Metrópolis, otro grupo integrado por las inmobiliaria australiana Lend Lease y el grupo galo Nexity, que además concurren con el apoyo de Lehman Brothers y Merrill Lynch, una tercera integrada por Vallehermoso y La Caisse des Dépots du Québec, y la que forman GE Capital, Realia y Montisa.
Todos los consorcios están integrados por socios internacionales y locales para poder hacer frente a una operación importante, no sólo por el montante de la compra, sino por lo que hay que invertir en unos inmuebles que si bien cuentan con ubicaciones céntricas en ciudades como Barcelona, Sevilla o la propia Madrid, no se encuentran en muy buen estado de conservación.
El paquete suma algo más de 250.000 metros cuadrados de oficinas y supone el primer intento de Telefónica de realizar parte de su patrimonio inmobiliario. Telefónica espera que estos cuatro grupos presenten ofertas en firme en la primera quincena de julio, si ninguno de ellos se descuelga del proceso, ante el volumen de la operación y la cantidad que se ingrese -alrededor de 300 millones de euros- servirá para reducir el endeudamiento de la operadora.
La venta no incluye edificios tan significativos como la sede central de la Gran Vía madrileña, declarada como Patrimonio Histórico, o el edificio Estel en la Avenida de Roma de Barcelona, que es la sede en Cataluña de este grupo. Los primeros pasos que han culminado en esta venta se dieron en noviembre de 1998, bajo la presidencia de Juan Villalonga, cuando el grupo Telefónica creó la sociedad Inmobiliaria Telefónica SL, sobre la que primero realizó una ampliación de capital y después aportó diversos inmuebles. Esa operación fue el inicio de la política de segregación de activos, que se destinará básicamente a reducir la deuda de este operador de telefonía.
Todos los consorcios están integrados por socios internacionales y locales para poder hacer frente a una operación importante, no sólo por el montante de la compra, sino por lo que hay que invertir en unos inmuebles que si bien cuentan con ubicaciones céntricas en ciudades como Barcelona, Sevilla o la propia Madrid, no se encuentran en muy buen estado de conservación.
El paquete suma algo más de 250.000 metros cuadrados de oficinas y supone el primer intento de Telefónica de realizar parte de su patrimonio inmobiliario. Telefónica espera que estos cuatro grupos presenten ofertas en firme en la primera quincena de julio, si ninguno de ellos se descuelga del proceso, ante el volumen de la operación y la cantidad que se ingrese -alrededor de 300 millones de euros- servirá para reducir el endeudamiento de la operadora.
La venta no incluye edificios tan significativos como la sede central de la Gran Vía madrileña, declarada como Patrimonio Histórico, o el edificio Estel en la Avenida de Roma de Barcelona, que es la sede en Cataluña de este grupo. Los primeros pasos que han culminado en esta venta se dieron en noviembre de 1998, bajo la presidencia de Juan Villalonga, cuando el grupo Telefónica creó la sociedad Inmobiliaria Telefónica SL, sobre la que primero realizó una ampliación de capital y después aportó diversos inmuebles. Esa operación fue el inicio de la política de segregación de activos, que se destinará básicamente a reducir la deuda de este operador de telefonía.