L D (EFE) La entidad prevenía en su boletín mensual de agosto de que el fuerte crecimiento de la masa monetaria "debe ser interpretado con la debida cautela, porque la evolución monetaria reciente se ha caracterizado por un nivel más bien alto de la volatilidad".
El dato supera en mucho el valor recomendado por la entidad europea del 4,5 por ciento para el agregado M3, que abarca el efectivo en circulación, depósitos a la vista y con un vencimiento hasta dos años y acuerdos de recompra, entre otros conceptos. El índice interanual de créditos concedidos al sector privado en julio mantuvo la tendencia a la baja de los últimos meses y descendió hasta el 4,9 por ciento en julio, frente al 5,4 por ciento de junio.
Tras el receso de verano, los 18 miembros del Consejo de Gobierno del BCE, que se reúnen este jueves, en Fráncfort bajo la presidencia de Wim Duisenberg, analizarán con toda seguridad el dato publicado hoy, aunque los analistas no esperan ninguna decisión sobre los tipos de interés. El incremento continuado de la masa monetaria exigiría, en principio, un aumento del precio del dinero, que está en el 3,25 por ciento desde noviembre del 2001, pero esta medida frenaría aún más el crecimiento económico, ya muy mermado en la mayoría de países del euro, sobre todo en Alemania y Francia.
El dato supera en mucho el valor recomendado por la entidad europea del 4,5 por ciento para el agregado M3, que abarca el efectivo en circulación, depósitos a la vista y con un vencimiento hasta dos años y acuerdos de recompra, entre otros conceptos. El índice interanual de créditos concedidos al sector privado en julio mantuvo la tendencia a la baja de los últimos meses y descendió hasta el 4,9 por ciento en julio, frente al 5,4 por ciento de junio.
Tras el receso de verano, los 18 miembros del Consejo de Gobierno del BCE, que se reúnen este jueves, en Fráncfort bajo la presidencia de Wim Duisenberg, analizarán con toda seguridad el dato publicado hoy, aunque los analistas no esperan ninguna decisión sobre los tipos de interés. El incremento continuado de la masa monetaria exigiría, en principio, un aumento del precio del dinero, que está en el 3,25 por ciento desde noviembre del 2001, pero esta medida frenaría aún más el crecimiento económico, ya muy mermado en la mayoría de países del euro, sobre todo en Alemania y Francia.