L D (EFE) Al terminar sin acuerdo el último intento negociador realizado este jueves en la capital italiana, a partir del próximo lunes, 5.600 empleados del grupo automovilístico pasarán a depender de los fondos públicos temporales de desempleo. A ellos se unirán en los próximos meses otro contingente, lo que unido a las jubilaciones anticipadas elevará el número de afectados a 8.100, un 21 por ciento de la plantilla de la firma en Italia.
Por este motivo los paros y las acciones de protesta se intensificaron este viernes a lo largo de toda la geografía del país, con los trabajadores en pie de guerra contra de los despidos. La manifestación más multitudinaria se ha producido en Turín (norte), sede histórica de Fiat, con cerca de 4.000 personas en una marcha por el centro de la ciudad que ocuparon la estación ferroviaria de Porta Nuova, aunque sin producirse incidentes. Otros actos tuvieron lugar en Milán, con la concentración de varios centenares de trabajadores en la Plaza del Duomo y Cassino, con el bloqueo a la fábrica de esta localidad y el corte de varias carreteras en la zona.
La plantilla de la planta de Fiat en Termini Imerese (Sicilia), amenazada de cierre, se reunió en asamblea permanente, para decidir las acciones que seguirán en los próximos días, según señaló un portavoz. En todas las fábricas del grupo propiedad de la familia Agnelli se realizó además una huelga de cuatro horas que según los sindicatos ha tenido un seguimiento de un 70-80 por ciento.
El líder de la principal central italiana -la ex comunista Cgil-, Guglielmo Epifani, ha culpado al Gobierno y a la dirección de Fiat de no haber alcanzado entre ellos un acuerdo sobre los despidos sin contar con los sindicatos. Epifani asegura que los sindicatos seguirán adelante en su lucha "con todo tipo de movilizaciones", al tiempo que descartó la viabilidad del plan de reestructuración de la empresa. Por su parte el primer ministro, Silvio Berlusconi, ha lanzado un duro ataque contra la Cgil, acusándola de "defender solamente intereses políticos" y de haber arrastrado a los otros sindicatos hacia una postura de enfrentamiento.
Por este motivo los paros y las acciones de protesta se intensificaron este viernes a lo largo de toda la geografía del país, con los trabajadores en pie de guerra contra de los despidos. La manifestación más multitudinaria se ha producido en Turín (norte), sede histórica de Fiat, con cerca de 4.000 personas en una marcha por el centro de la ciudad que ocuparon la estación ferroviaria de Porta Nuova, aunque sin producirse incidentes. Otros actos tuvieron lugar en Milán, con la concentración de varios centenares de trabajadores en la Plaza del Duomo y Cassino, con el bloqueo a la fábrica de esta localidad y el corte de varias carreteras en la zona.
La plantilla de la planta de Fiat en Termini Imerese (Sicilia), amenazada de cierre, se reunió en asamblea permanente, para decidir las acciones que seguirán en los próximos días, según señaló un portavoz. En todas las fábricas del grupo propiedad de la familia Agnelli se realizó además una huelga de cuatro horas que según los sindicatos ha tenido un seguimiento de un 70-80 por ciento.
El líder de la principal central italiana -la ex comunista Cgil-, Guglielmo Epifani, ha culpado al Gobierno y a la dirección de Fiat de no haber alcanzado entre ellos un acuerdo sobre los despidos sin contar con los sindicatos. Epifani asegura que los sindicatos seguirán adelante en su lucha "con todo tipo de movilizaciones", al tiempo que descartó la viabilidad del plan de reestructuración de la empresa. Por su parte el primer ministro, Silvio Berlusconi, ha lanzado un duro ataque contra la Cgil, acusándola de "defender solamente intereses políticos" y de haber arrastrado a los otros sindicatos hacia una postura de enfrentamiento.