L D (EFE) En la primera reunión tras la reciente muerte de patrón de Fiat Giovanni Agnelli, la cúpula de Fiat, con su hermano y sucesor Umberto Agnelli al frente, examinó con los bancos la marcha del grupo turinés, que atraviesa por la crisis más grave de su historia. La recapitalización de la sociedad, considerada clave para su relanzamiento, el papel del coloso estadounidense General Motors (GM) y las ventas parcial o total de la aeronáutica Fiat Avio y de la aseguradora Toro centraron un encuentro que duró tres horas.
El presiente de Fiat, Paolo Fresco, explicó a los máximos dirigentes de los bancos Intesa, San Paolo IMI, Capitalia y Unicredito que “por el momento” se mantiene en su contenido originario el acuerdo firmado en 2000 con GM. Según este pacto, planteado como alianza estratégica, la casa automovilística de Detroit, que ya posee en 20 por ciento de Fiat Auto, tiene la obligación a partir del próximo año de adquirir el 80 por ciento restante. En un escueto comunicado al término de la reunión se señala que “las bases de los acuerdos de marzo de 2000 con General Motors son todavía válidas” y que “los resultados industriales y económicos derivados de la alianza son relevantes y satisfactorios”.
Esta confirmación, aunque sea momentánea y pueda cambiar en el futuro, era una reclamación planteada por los institutos bancarios que el pasado verano acudieron en auxilio de Fiat con un crédito de 3.000 millones de euros y que, desde entonces, han pasado a jugar un papel fundamental en las decisiones de la compañía. Los bancos consideran que la obligación que pesa sobre el mayor fabricante de coches del mundo es un “salvavidas” para Fiat, dada su delicada situación y la presión que sufre el título en los mercados.
Según fuentes financieras, Paolo Fresco expuso, sin embargo, en la reunión de este sábado la segunda hipótesis que General Motors colocó hace dos meses sobre la mesa y que ya les había anticipado por carta a los propios banqueros. Esa alternativa consiste en liberarse de la obligación de comprar la totalidad de Fiat Auto, a cambio de aportar a su recapitalización cerca de 2.000 millones de euros, lo que le haría pasar a controlar alrededor del 40 por ciento de la sociedad. La ampliación de capital, en la que han manifestado estar interesados dos empresarios italianos, está pendiente de la eventual segregación del sector automovilístico del resto de actividades de Fiat, que al parecer ha topado con dificultades de índole técnica.
El presiente de Fiat, Paolo Fresco, explicó a los máximos dirigentes de los bancos Intesa, San Paolo IMI, Capitalia y Unicredito que “por el momento” se mantiene en su contenido originario el acuerdo firmado en 2000 con GM. Según este pacto, planteado como alianza estratégica, la casa automovilística de Detroit, que ya posee en 20 por ciento de Fiat Auto, tiene la obligación a partir del próximo año de adquirir el 80 por ciento restante. En un escueto comunicado al término de la reunión se señala que “las bases de los acuerdos de marzo de 2000 con General Motors son todavía válidas” y que “los resultados industriales y económicos derivados de la alianza son relevantes y satisfactorios”.
Esta confirmación, aunque sea momentánea y pueda cambiar en el futuro, era una reclamación planteada por los institutos bancarios que el pasado verano acudieron en auxilio de Fiat con un crédito de 3.000 millones de euros y que, desde entonces, han pasado a jugar un papel fundamental en las decisiones de la compañía. Los bancos consideran que la obligación que pesa sobre el mayor fabricante de coches del mundo es un “salvavidas” para Fiat, dada su delicada situación y la presión que sufre el título en los mercados.
Según fuentes financieras, Paolo Fresco expuso, sin embargo, en la reunión de este sábado la segunda hipótesis que General Motors colocó hace dos meses sobre la mesa y que ya les había anticipado por carta a los propios banqueros. Esa alternativa consiste en liberarse de la obligación de comprar la totalidad de Fiat Auto, a cambio de aportar a su recapitalización cerca de 2.000 millones de euros, lo que le haría pasar a controlar alrededor del 40 por ciento de la sociedad. La ampliación de capital, en la que han manifestado estar interesados dos empresarios italianos, está pendiente de la eventual segregación del sector automovilístico del resto de actividades de Fiat, que al parecer ha topado con dificultades de índole técnica.