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Alberto Recarte

El Pacto de Estabilidad

¿Por qué es importante cumplir el pacto de estabilidad de la Unión monetaria? La respuesta no es evidente. En definitiva, si un país, sea Francia, Alemania, o cualquier otro, decide tener un déficit presupuestario por encima del previsto en el pacto de estabilidad –que es el 3% del PIB del propio país en momentos de crisis económica–, es ese país el que va a pagar las consecuencias, en forma de acumulación de deuda pública, mayores pagos por intereses de esa deuda en el futuro y, probablemente, tipos de interés más altos para la financiación pública. Si no existiera el euro –y es el caso, por ejemplo, de Suecia y Reino Unido–, lo que ocurriría es que los países con déficits muy altos tendrían altos tipos de interés en su moneda nacional, lo que dificultaría su actividad económica, hasta el punto de tener que devaluar su moneda si la situación se deteriorara más allá de ciertos límites.

Uno de los efectos perversos del euro es que los gobiernos infractores –de entre los países miembros–, están inmunizados a la falta de respeto al equilibrio presupuestario; siempre, naturalmente, que el incumplimiento alcance a pocos países o a países poco importantes. La situación que había tratado de prever Alemania con el pacto de estabilidad era que países poco serios, como Italia –y en su caso España– pudieran tener déficits cada vez más altos y deudas públicas enormes, hasta tal punto que la cotización del euro sufriera porque, en caso de impago de su deuda pública por parte de un país miembro –de una auténtica suspensión de pagos en definitiva–, el Banco Central Europeo le tendría que rescatar, para lo cual, en definitiva, tendría que emitir nueva moneda. Los que sufrirían las consecuencias serían los ciudadanos de la Europa del euro, que tendrían una moneda que necesariamente valdría menos frente a los de otros países más serios, al tiempo que se resentiría la actividad de toda la zona, que tendría que soportar tipos de interés más altos de los necesarios.

Lo que nadie sospechaba era que esa situación se podría producir a causa del comportamiento de Alemania y Francia. Sus déficits no han tenido, hasta ahora, consecuencias monetarias evidentes para el área euro, pero, si la situación de desequilibrio fiscal se prolonga, los detentadores de euros acabarán por pagar las consecuencias.

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