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Alberto Recarte

Transferen[-]cias de la UE

La disminución de las transferencias netas de la Unión Europea a España, que han pasado del 1,2% del PIB en 2002 al 1% en 2003 y que se reducirán hasta el 0,8% en 2004, es una buena noticia para España y para la Unión Europea. Las subvenciones entre países rara vez funcionan y las más de las veces se resuelven en corrupción y falta de actividad productiva. El éxito del plan Marshall fue una excepción, como lo es el caso de España en el seno de la Unión Europea, en contraste, por ejemplo, con Portugal, aunque las ayudas europeas tengan mucha menor magnitud que las que tuvieron las del mencionado plan Marshall.

En el caso de España, las subvenciones han funcionado. Ello se debe a que no hemos utilizado esa financiación extraordinaria para evitar el esfuerzo político y económico de hacer ajustes presupuestarios, sino para hacer obras públicas y poner en marcha programas que las más de las veces han sido –y siguen siendo– provechosos.

Las subvenciones a España, al margen de lo que ocurra con los fondos estructurales, probablemente se habrán terminado en 2007. En ese momento, España comenzará, a su vez, a financiar a otros países europeos.

Esperemos que los países que entonces sean receptores las utilicen para financiar el crecimiento. Y que el gobierno español de turno no caiga en la tentación –si en ese momento tenemos problemas económicos– de decir que los receptores de las transferencias crecen a costa nuestra.

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