Una propuesta de los economistas del PSOE, recogida por Rodríguez Zapatero, es la limitación de los contratos temporales porque, dice, significan el 90% de los que se hacen en España. Esta afirmación es un caso claro de deducción estadística falsa, la más perniciosa de todas, porque no tiene en cuenta las consecuencias de que el 10% de los contratos sean indefinidos.
El mantenimiento, en el tiempo, de este porcentaje, aparentemente bajo, se ha traducido en que de los cinco millones de empleos creados en España desde 1995, cerca de cuatro millones son puestos de trabajo indefinido, mientras los temporales superan el millón, lo cual significa, globalmente, un ligero descenso de la tasa de temporalidad en estos años.
Resolver esta situación es sencillo. Bastaría con que los sindicatos y el PSOE aceptaran una menor indemnización y menor intervencionismo administrativo para la rescisión de los contratos indefinidos. Con esta modificación, los empresarios transformarían en fijos la inmensa mayoría de los actuales puestos de trabajo temporales.
Lo que ocurre es que al PSOE y a los sindicatos no les interesa la suerte de los temporales. Ellos sólo defienden a los trabajadores con contratos indefinidos en algunos sectores de la economía y a las burocracias sindicales, que son, por definición, inamovibles en sus puestos de trabajo.
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