El programa económico del PSOE –tal y como se expuso por el presidente del gobierno, Rodríguez Zapatero, antes de y durante la campaña electoral– estaba centrado en la productividad, el precio de las viviendas, la reforma del IRPF, –con dudas de si habría un tipo único o quizás dos–, y la mejoría de la competitividad de la economía española. Zapatero, en una intervención en la COPE, ya siendo presidente, se comprometió a que durante su mandato la economía funcionara con mayor libertad que durante los años de gobierno del PP. Por supuesto que lo primero que ha hecho ha sido una propuesta para limitar la libertad de horarios comerciales, pero eso era un compromiso personal. ¿Qué ha ocurrido con el resto de las propuestas?
La inefable ministra del no menos singular ministerio de la vivienda se acogió, durante 24 horas, al hecho, del que yo mismo me he hecho portavoz, de que es muy difícil asegurar categóricamente cuál es el precio medio de la vivienda en España para, en lugar de matizar, diferenciar y sectorizar cortar el nudo gordiano, paralizando el flujo de información sobre la tendencia del precio del principal activo en el que los españoles invierten su patrimonio. Simplemente, dijo, se acabaron las estadísticas. No es la única estadística que pudiera suprimirse: siempre ha habido dudas, máxime tras la introducción del euro, de las cifras sobre nuestro comercio exterior. No sería de extrañar que dejaran de publicarse informaciones sobre el tema, sobre todo si no se comporta como se ha presupuestado. Y no hablo a humo de pajas porque, en mi opinión, el acierto o fracaso en la predicciones económicas del gobierno, que aseguran un crecimiento del 3% del PIB en 2005, la primera de las afirmaciones que va a ser comprobada es que nuestra balanza de bienes y servicios va a mejorar sustancialmente en 2005, como consecuencia del mayor crecimiento de nuestros socios europeos. Por cierto ¿recuerdan cuando nuestro mediano país era una de las locomotoras de Europa?
El señor Sebastián no ha vuelto a hablar de productividad. Eso sí, ha organizado una especie de observatorio para analizar su evolución. Pero su crítica sobre la política económica del PP y sus promesas electorales eran mucho más contundentes: el PSOE iba a cambiar el modelo de crecimiento de la economía española para hacerla más productiva. Lo que implicaba, en su programa, mayor inversión, mayor peso de las exportaciones y reducción del peso del consumo y la construcción. Dado el ánimo con el que se están enfrentando a la tarea de gobernar es muy posible que logren los dos últimos objetivos, la reducción del crecimiento del consumo y del sector de la construcción. Lo que no está claro es que logren incentivar la inversión ni las exportaciones.