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Luis Pazos

Menos pobreza y menos hambre

A principios del siglo XXI, según los últimos datos del Banco Mundial, hay menos pobres que una década atrás

Thomas Robert Malthus (1766-1834) es el economista más conocido de la corriente de los pesimistas. La famosa ley maltusiana vaticinaba que los alimentos crecerían en proporción aritmética, mientras la población aumentaba en proporción geométrica. De ser cierta la teoría de Malthus, actualmente habría una mayor proporción de muertos de hambre y mal nutridos que cuando él formuló su hipótesis, en 1798, con la publicación del "Ensayo sobre la población".
 
Los avances tecnológicos y las innovaciones impidieron que se cumplieran las teorías maltusianas. A pesar de ello, todavía a principios del siglo XXI hay más de mil millones de personas viviendo con menos de un dólar diario; sin embargo, esa miseria –que sirve a muchos falsos redentores y populistas para ganar simpatías y votos–, ha disminuido y no por ellos, sino por las innovaciones tecnológicas, la mayor producción y el mayor intercambio comercial.
 
A principios del siglo XXI, según los últimos datos del Banco Mundial, hay menos pobres que una década atrás. En los países subdesarrollados en 1990, las personas que vivían en extrema pobreza representaban el 28% de su población, en el 2001 se redujo al 21%. En 1970 en los países subdesarrollados, el 47% de los niños menores de 5 años estaban mal nutridos, en el 2000, el 27%, 150 millones menos.
 
En la década de los 90 salieron de la extrema pobreza 100 millones de personas. China fue el país subdesarrollado que en esa década redujo en mayor proporción el porcentaje de habitantes que vivían en extrema pobreza, del 33% al 17%. Pero en América Latina la reducción fue muy baja, del 11 al 10%. En el África al sur del Sahara no se redujo el número de los extremadamente pobres, sino que aumentó de 45% a 46%, debido a las guerras civiles, luchas tribales y a gobiernos dictatoriales, ineptos y corruptos, más que a las sequías.
 
Aunque en la mayoría de los países subdesarrollados se ha avanzado y viven mejor que en el siglo pasado, todavía hay millones de pobres. Acelerar su disminución no depende de leyes demagógicas o de promesas populistas, sino de gobiernos responsables, que mantengan finanzas públicas sanas, incentiven el ahorro, la inversión, generen un ambiente de respeto a los derechos de propiedad y promuevan las innovaciones. Sin ese ambiente de paz, orden y libertad, no hay política ni políticos que puedan disminuir el número de pobres.

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