Por lo visto, el Ministerio de Industria y La Caixa se creen que la ofensiva lanzada por la Comisión Europea contra el decreto anti-E.On es algo que puede tomarse a la ligera, que lo que diga Bruselas, en el fondo, no van a ser más que palabras y siguen actuando en consecuencia. Así, el equipo del ministro José Montilla acaba de insinuar que no se va a modificar el decreto que faculta a la Comisión Nacional de la Energía para hacer lo que quiera, que es lo mismo que decir que para hacer lo que el Gobierno le diga. Y, al mismo tiempo, y no creo que sea coincidencia, el director general de La Caixa, Isidro Fainé, ha vuelto a insistir, por segunda vez, en que todo el asunto de Endesa y Gas Natural se va a resolver mediante un pacto entre accionistas, o sea, La Caixa y Caja Madrid, a pesar de que E.On sigue adelante con la OPA sobre la eléctrica española.
Es llamativo que tanto la insinuación de Industria como las declaraciones de Fainé hayan tenido lugar justo el mismo día en que visitaba España el vicepresidente europeo para asuntos de Industria, el alemán Günter Verheuguen. Porque parece como si el Ministerio y La Caixa quisieran enviar el mensaje de que permanecen enrocados en sus posiciones, diga lo que diga la Comisión. Pero aquellos que escuchamos las palabras de Verheugen en la presentación del "libro marrón" del Círculo de Empresarios no tenemos tan claro que esa firmeza que pretenden aparentar unos y otros frente a Bruselas pueda sostenerse durante mucho tiempo.
Verheugen, preocupado por los problemas regulatorios de la Unión Europea y sus distintos Estados miembros y los efectos negativos que dichos problemas están teniendo para la competitividad económica de la UE en la globalización, habló muy claro sobre lo qué hay que hacer y sobre lo que se puede y no se puede hacer. Verheuguen, que recalcó que esta Comisión Europea es la más pro-empresa de la historia, lanzó varios mensajes muy claros. El primero de ellos fue la necesidad de completar el mercado único europeo, que ya lo está en un grado muy avanzado. Y eso implica actuaciones para acabar con los reinos de taifas que caracterizan al sector energético: primer aviso para el Gobierno español de que, en este caso, la Comisión no se anda con chiquitas. A continuación, condenó abiertamente el intervencionismo y el proteccionismo y se pronunció clara y abiertamente en contra de los "campeones" nacionales, que es lo que quieren crear el Gobierno y La Caixa con la OPA de Gas Natural sobre Endesa. Y después siguió con una advertencia muy clara: la Comisión defenderá de manera enérgica tanto la libertad de mercado como la de libre circulación de capitales. Más claro, imposible.
Los argumentos de Verheugen son de sobra conocidos porque es la posición que ha mantenido la Comisión Europea desde el momento en que E.On presentó la OPA. Lo que es verdaderamente válido, y significativo, es que Verheugen haya dicho esto después de salir de la reunión mantenida con el ministro de Industria y que lo haya hecho en un foro como el Círculo de Empresarios. Bruselas, por tanto, no va a ceder ni un ápice en su posición. Eso es lo que ha dejado claro el vicepresidente europeo. Y, desde luego, las cosas no son como para tomárselas a la ligera porque la Comisión rara vez mantiene una posición tan drástica frente a un Estado miembro de la UE y menos después de mantener una reunión con las autoridades del país. Pero es que además, Verheugen, responsable europeo de los temas de industria, es alemán y eso, en el tablero europeo, es ser mucho. Por tanto, las cosas no están como para tomárselas a la ligera. Industria y La Caixa podrán decir lo que quieran pero cuando Verheugen ha dicho lo que ha dicho, y donde lo ha dicho, ha dejado bien claro que recoge, en nombre de Bruselas, el guante que le han arrojado Montilla y Fainé. El duelo está servido.