¿Te has creído un ser libre, acaso? Pues, te voy a aclarar algo: no lo eres. Mira, trata de ejercer tu libertad más básica, la de trabajar. Ofrécele a alguien hacer algo que necesita, a cambio de un sueldo razonable. Te va a contestar que aceptaría, pero no puede darte todo el sueldo a ti, pues una parte debe ir a un sistema de jubilación, aunque tú no lo quieras; otra a un seguro de salud, y otra más a uno de desempleo, aunque tampoco los quieras. Y también te va a restar plata para impuestos con que el amo tuyo y de él, el Gran Hermano, financia su sueldo y los de sus funcionarios, sus gastos reservados, el palacio, el nuevo avión presidencial y muchas cosas por las que nadie te preguntó a ti. ¿Todavía crees que eres libre? ¿Cómo se le llama al que trabaja, pero no puede disponer del fruto de su trabajo? Se le llama "esclavo".
Pero ésa es la buena noticia. La mala es que eres peor que un esclavo porque a los esclavos el amo al menos les garantizaba vivienda y comida. A ti, el Estado te quita parte de tu sueldo y no te garantiza esas cosas. Pero si te sirve de consuelo, algunos están peor que tú. Los del cinco por ciento más pobre de Chile, cuyo desempleo llegó al 48 por ciento (Encuesta Casen 2003). Es decir, casi la mitad no tiene ni sueldo ni garantía de vivienda y comida.
Esa era la mala noticia. Pero tengo una peor. Ahora el Gran Hermano te acaba de quitar otra libertad. Hasta hace poco, podías irte al trabajo, si lo tenías, en un autobús amarillo que pasaba cerca de tu casa, gracias a que había cierta libertad de recorridos. Pues cuando un dueño de autobuses veía aparecer una nueva población, le daba al Gran Hermano argumentos que éste no podía rechazar, y le autorizaban un nuevo recorrido, pues has de saber que no hay libertad para trasladar gente. ¿Qué te has creído, que vives en un país libre? Pero, por lo menos, había un atisbo de libre iniciativa, y gracias a ella pasaban autobuses cerca de tu casa.
Bueno, esa libertad también se acabó. El Gran Hermano socialista hizo un gran Plan, y ahora te dice que ya no podrás coger un autobús cerca de tu casa, pues debe haber menos autobuses y recorridos. Tú votaste socialista, los socialistas ahora tienen coches oficiales y están cansados del tráfico, ruido y la contaminación de los autobuses amarillos de los esclavos, así es que, según el Plan, éstos deberán caminar más, esperar más, trasbordarse más, pagar más y viajar como sardinas para que los ministros, funcionarios, parlamentarios, petimetres, hijitos sin discernimiento, es decir, la gente que manda, no siga sufriendo molestias. Aunque entre ellos haya alguna gente que en otro tiempo puso una bomba terrorista en Queronque, provocando un accidente ferroviario con decenas de muertos. Pero eso está olvidado porque el Estado de Derecho reconoce la prescripción y la amnistía para los revolucionarios de izquierda, y en eso consiste, por lo demás, la reconciliación, así es que no sigamos con estas odiosidades, por favor.
En fin, la gente que manda te lavó el cerebro a ti, esclavo, y hasta se lo ha lavado a sus adversarios, y es Gobierno y necesita desplazarse rápido en sus autos oficiales sin límite de velocidad y respirar aire limpio, sin tacos y sin ruidos provocados por autobuses amarillos llenas de ustedes, que tienen la pretensión de tomarlos cerca de sus casas para que no los asalten, y evitarse trasbordos y esperas para poder llegar a tiempo a sus insignificantes trabajos.
Entonces, esclavo chileno, ¿qué te has creído? ¡Votaste socialismo, tienes socialismo y ahora otro Plan socialista, y con tu pan te lo comas, así es que deja de molestar!