Menú
Manuel Ayau

Desnutrición

Comida hay. Lo que no tienen los padres de niños que sufren de mala nutrición son los medios para adquirirla. Como paliativo, un pescado bastará, pero para erradicar el mal necesitan el anzuelo.

Comida hay. Ciertamente está más cara debido a las intervenciones de los gobiernos, que con sus intromisiones políticas, subsidios, impuestos y exoneraciones, distorsionan los mercados y encarecen los productos aún más que el alza de precio del petróleo. Pero esa es otra historia.

Comida hay. Lo que no tienen los padres de niños que sufren de mala nutrición son los medios para adquirirla. Como paliativo, un pescado bastará, pero para erradicar el mal necesitan el anzuelo.

Los políticos chapuceros siempre quieren repartir pescados, por supuesto ante la prensa para la foto, mientras critican y hostigan a quienes darían anzuelos. Es así porque su visión es de corto plazo y no tienen tiempo para considerar soluciones complejas. Para ellos existe una causa de nuestros males: la picardía, la avaricia, y un solo remedio: aumentar los impuestos.

Parece que les es difícil comprender que si algunas familias no tienen alimentos es porque no tienen con qué comprarla y que no tienen con qué comprarla porque ganan muy poco; que para ganar más tendrían que producir más y que sólo podrán producir más con el capital de algunos inversores (pues ellos no tienen capital), lo cual aumentará su propia eficiencia productiva (productividad). Por supuesto, los demás también tendrán que hacer lo mismo (aumentar la productividad), porque si no, no tendrían con qué pagar la aumentada producción de los primeros. Es decir, la solución es general, producto de aportes de capital de miles de personas que invierten continuamente. Lo demás es demagogia.

Para aumentar la productividad se necesitan herramientas es decir, capital– pues no puede ganar sueldo de tractorista quien sólo cuenta con un azadón. Y para que aparezca el tractor se necesita, primero, que algunos tengan ingresos por encima de sus necesidades de consumo, para ahorrar e invertirlo en el tractor. Pero, ¡huy!, para lograr que esos ahorros se inviertan donde más desnutrición y hambre hay tiene que ser más rentable, lucrativo, invertirlo allí que en otra parte. Pero, entonces, dirán que eso sería "un pecado". La respuesta es que al "no pecar" sigue el hambre.

Sin duda, los políticos que han hecho dinero tienen sus inversiones colocadas bien lejos, donde más ganan, porque aunque no entiendan de economía sí saben que es mejor ganar más que menos. Por eso no lo invierten localmente porque las oportunidades de ganar más no están aquí. Si invertir aquí fuese más rentable, aquí estarían los puestos de trabajo (el anzuelo) y los pobres podrían comprar suficiente comida.

Como solamente se invierte para obtener un rendimiento, la falta de "anzuelos" y, consecuentemente, la desnutrición se debe a quienes por razones ideológicas y haciendo caso a burocracias internacionales de corte socialista desalientan las inversiones con altos impuestos. Comparten la pueril idea de que para que todos tengan pescados hay que repartir los pescados que algunos ya pescaron y dárselos a quienes no los pescaron.

Mientras prive esa caduca ideología igualitaria y fascista de la izquierda, la desnutrición continuará a pesar de lamentos y promesas.

En Libre Mercado

    0
    comentarios