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Manuel Llamas

Vamos a contar mentiras

De haber sabido hace un año que esto podía suceder, ¿se habría usted arriesgado a comprar un piso cuyo precio estaba inflado?, ¿se habría gastado sus ahorros en un viaje al Caribe?

La información no sólo es poder, sino también dinero. Y mucho. Disponer de una información adecuada y completa sobre la realidad económica constituye un factor esencial para adoptar las decisiones correctas en materia de ahorro e inversión. Sin embargo, España se caracteriza por ser un país que, en general, muestra un escaso interés por mantenerse al tanto de la actualidad económica, tal y como reflejan los datos referidos al consumo de medios de comunicación o páginas web especializados en este ámbito, en comparación con otros países desarrollados.

Por el contrario, en general la población española todavía se informa únicamente a través de la televisión. Un medio que, salvo contadas excepciones, tan sólo suele ofrecer a sus espectadores las declaraciones de los principales partidos políticos, o las meras opiniones de periodistas afines que se dedican a repetir las directrices marcadas desde Ferraz y Génova. Pero, ¿y los análisis en profundidad?, ¿y la exposición de datos capaces de marcar tendencias y aventurar lo que se nos avecina? La mayoría los desconocen.

De ahí, precisamente, la gran irresponsabilidad que ha cometido, y sigue cometiendo, el Gobierno en su intento de ocultar a los ciudadanos la gravedad de la crisis económica que se cierne sobre nuestras cabezas. El Ejecutivo socialista es culpable de mentir a los españoles. Primero, negando la crisis, y ahora atenuando la crudeza de los datos referidos al paro, la inflación o el PIB, entre otros. O, lo que sería aún peor y más preocupante, nuestro Gobierno es del todo incompetente por ignorar la realidad de la situación, ya que una y otra vez ha fallado escandalosamente en sus previsiones macroeconómicas. Y ni siquiera se ha disculpado.

El PSOE se ha empeñado en transmitir un mensaje erróneo a la ciudadanía. Tan sólo es necesario retroceder unos meses en el tiempo, hasta justo antes de las elecciones generales, para percatarse de la gran estafa: "Aquí no pasa nada, y si pasa, no se preocupen porque saldremos de ésta en breve". Sin embargo, la realidad es, por desgracia, muy distinta. España se enfrenta a una crisis larga, dura e intensa, cuyo fin no se vislumbra a medio plazo.

De hecho, la tormenta apenas acaba de dar comienzo, y dejará tras de sí un innumerable reguero de víctimas en este país. Muchos se verán abocados al temido desempleo de larga duración, a la caída de sus inversiones, al impago de sus deudas e incluso al embargo de sus casas. No se engañen. La crisis financiera y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria afectarán con especial virulencia a España debido a su elevado endeudamiento, tanto inmobiliario como exterior. De haber sabido hace un año que esto podía suceder, ¿se habría usted arriesgado a comprar un piso cuyo precio estaba inflado?, ¿se habría gastado sus ahorros en un viaje al Caribe? En definitiva, ¿se habría usted endeudado hasta las cejas? Lo dudo.

Las mentiras del Gobierno en esta materia tienen efectos muy graves sobre la población. Sobre todo para aquellos que están menos informados. Los engaños no solucionan nada. Por ello, recomendaría a los miembros del Ejecutivo que apliquen el principal mandamiento presente en todo manual de autoayuda: Reconocer el problema es el primer paso hacia su solución.

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