No cabe duda de que la economía de Estados Unidos está sufriendo. En Washington DC la respuesta ha sido gastar más y más. Todo empezó el otoño pasado y ha seguido durante la primavera: el Congreso estadounidense ha estado gastando sin parar: como ilustración, las dos carísimas medidas para "estimular" la economía por la friolera de casi un billón de dólares. Lamentablemente, esta forma de encauzar el problema no está funcionando.
Por tanto, ¿qué propone Washington? ¡Gastar más! Aparentemente muchos legisladores en el Congreso americano están convencidos de que a la tercera va la vencida.
En lugar de seguir haciendo lo que claramente no funciona, el Congreso y el presidente Obama deberían tomar en consideración la idea de abrir los mercados americanos para impulsar la economía.
Estados Unidos ha sido líder en la promoción del comercio global durante décadas. Eso ayudó a convertir la economía de Estados Unidos en la envidia del mundo. Pero, en cambio, hoy el país se está convirtiendo paulatinamente en una nación proteccionista. Sólo basta ver todos los tratados de libre comercio congelados en el Congreso y que tienen muy pocas expectativas de ser aprobados; es la prueba de que muchos legisladores quieren cerrar las puertas de la economía americana.
Recientemente, algunos legisladores proteccionistas incluyeron en un proyecto de ley relacionado con la energía, la imposición de aranceles a los países que no disminuyan sus emisiones de CO2 durante los próximos años. Y sólo hace unos meses que el Congreso rescindió un programa piloto muy exitoso que facilitaba el comercio entre Estados Unidos y México.
Además de ser pésimo como planteamiento económico, imponer aranceles a otros países al mismo tiempo que se eliminan programas que promueven el libre comercio con otros socios comerciales es también una muestra de pésima diplomacia. México es algo más que un simple país vecino, también es uno de nuestros más grandes socios comerciales así como un importante aliado y amigo.
También Colombia ha estado esperando años para que se apruebe el tratado bilateral de libre comercio con Estados Unidos. Los colombianos se han esforzado al máximo para conseguir ese logro sin mucho éxito hasta ahora. En lugar de estar fortaleciendo los lazos con nuestros socios comerciales del Sur, parece que algunos congresistas americanos están más preocupados con hacer demagogia hablando de patriotismo cuando en realidad lo que quieren decir es proteccionismo.
En una economía cada día más globalizada no tiene sentido levantar barreras proteccionistas y respaldar empresas fracasadas. Como mi colega, el embajador Terry Miller, recientemente manifestaba en uno de sus informes, "toda la evidencia apunta a que el libre comercio fomenta la prosperidad, no sólo para todas las clases socioeconómicas de Estados Unidos, sino también para todos los pueblos del mundo, especialmente en el caso de los países pobres. Estas naciones han visto cómo sus perspectivas mejoraban a medida que se iban integrando en la economía mundial".
En pocas palabras, el libre comercio crea empleos. Aunque la retórica proteccionista sirva para conseguir apoyo político –especialmente el de los sindicatos– la realidad es que el proteccionismo sólo perjudica la capacidad de las naciones para competir en una economía globalizada. Y en un momento en el que las cifras de desempleo indican que Estados Unidos está destruyendo cada vez más empleo, necesitamos desesperadamente nuevas alternativas a las fracasadas propuestas económicas que salen de Washington.
Ojalá que los políticos americanos en lugar de gastar a manos llenas el dinero duramente ganado por el contribuyente en nuevos "paquetes de estímulo", reconsideren como primera medida la expansión del libre mercado.
©2009 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg