D. Julio: en mi opinión, aunque acertado en su artículo, se queda usted bastante corto. Creo que no se trata de renovarse "Si los sindicatos no quieren ser vistos como instituciones caducadas deben renovarse completamente e ilusionar de nuevo". Sino de reconocer que son instituciones periclitadas que no tienen la más mínima razón de ser en ninguna sociedad democrática avanzada.
Trata usted de salvar lo insalvable. Como si en la época de los porteros automáticos pretendiera resucitar al viejo sereno de chuzo y capote, o en la del GPS, intentara actualizar las viejas Guías Michelin, cuando cualquier frikie tiene en la pantalla de su iPhone más información de la que cabría en toda la Enciclopedia Británica.
Por momentos, me ha recordado usted a mi abuelo. Que refiriéndose a sus tiempos de niño, cuando alguien se ponía enfermo, decían: "se puso tan malito que tuvieron que darle hasta café".
Creo que a estos deberían darle café y a continuación, proporcionarles un entierro de caridad. En su epitafio podríamos poner: Aquí yace una de las plagas del Siglo XXI.
para mí los sindicatos son a la política o a la demoracia del siglo XXI, lo que el apéndice intestinal es al cuerpo humano, un anacronismo, una reminiscencia sin uso, que está ahí, sólo para molestar si se inflama.