Entonces, ¿para qué queremos los JJ.OO? Sr. Gallardón, no se anime, moderación, que aunque la reconversión urbanística es muy golosa, en el centro de Madrid todavía seguimos sin instalaciones deportivas.
El COI, como la FIFA, son organizaciones que tienen más afiliados que la ONU pero sus prácticas dejan bastante que desear. Los escándalos de corrupción de cambio de votos por dinero han salpicado demasiadas nominaciones: Atlanta (1996), Salt Lake City (2002) o Londres (2012). Sus dirigentes son tan de fiar como Alberto de Mónaco. La organización de los JJ.OO a largo plazo es una ruina para las ciudades, las fuertes inversiones públicas se convierten en una losa para sus ciudadanos en forma de déficit que hay que pagar durante muchos años (véase el despilfarro de Atenas 2004, muy rentable para los patrocinadores y una ruina para sus ciudadanos) sin que las infraestructuras tengan rentabilidad o utilidad social a la larga, el retorno en imagen o la desmesura en las infraestructuras turísticas no deja más que facturas más allá de tres semanas de competición llenas de innecesarias molestias para los residentes; ¿qué fue del deporte popular en Barcelona, quién disfruta de sus instalaciones sino los deportistas de elite que pueden pagárselas?
Nos quedaremos con el lema del COI: “lo importante es participar… en los beneficios”.
Saludos.
Aquí en Barcelona, durante las olimpiadas nos fuimos de vacaciones, la situación era imposible... O sea que este anuncio es comprensible.