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Merkel exige un protectorado sobre Atenas para avanzar en su rescate

Mientras los sindicatos helenos preparan "la madre de todas las huelgas", Alemania pide controlar las cuentas de forma permanente.

Las huelgas generales en Grecia hace tiempo que dejaron de ser noticia. Este año ya ha habido cinco o seis (ni siquiera hay acuerdo sobre el número exacto), pero la que se prepara para este miércoles y jueves amenaza con dejar atrás todo lo conocido hasta el momento. Los sindicatos helenos, con una representación de alrededor del 50% de la fuerza de trabajo del país, aseguran que el paro de esta semana será "la madre de todas las huelgas": una demostración de fuerza en todo el territorio con un paro de 48 horas, manifestaciones y protestas.

Este martes por la tarde, ya han tenido su aperitivo, con manifestaciones en las principales ciudades de Grecia que han acabado en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Los convocantes esperan que sea la mayor huelga desde que hace dos años se hicieron públicos los primeros planes de recortes para intentar atajar el déficit público. La fecha escogida tampoco es casualidad, puesto que el paro tendrá lugar apenas dos días antes de la esperadísima Cumbre en Bruselas en la que se espera que los líderes de la UE decidan acerca del futuro de los países periféricos.

Precisamente, alrededor de este encuentro se siguen produciendo los movimientos diplomáticos entre los diferentes actores. Aunque el Gobierno alemán ya ha alertado de que no espera que haya una "solución definitiva" a la crisis de la Eurozona, sí que se prevé que salga una especie de hoja de ruta que marque el camino a seguir en los próximos meses.

Según informa Reuters, Angela Merkel podría estar presionando al Ejecutivo heleno y a la UE para que acepten una especie de protectorado sobre Atenas. De esta manera, la troika (UE, FMI y BCE) podría desplazar un equipo permanente que controlase las finanzas públicas del país. No es la primera vez que se habla de algo así, pero ahora parece que va más en serio. Además, Alemania quiere alcanzar un acuerdo vinculante para enviar a los tribunales a los países que incumplan los objetivos de déficit.

El problema es que ni Bruselas ni Atenas están dispuestas a asumir esta imposición en la soberanía de un Estado. Ambos se rebelan contra la posibilidad de que un equipo de inspectores controle las cuentas griegas. Aunque será complicado que los países que más han criticado la forma actual del Fondo de Rescate (Alemania, Finlandia, Holanda, Eslovaquia) acepten seguir con el mismo sistema sin un control muy estricto de a dónde va su dinero.

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