Durante la rueda de prensa en la que el alcalde David Pérez dio a conocer la verdadera deuda del consistorio del socialista Enrique Cascallana, el equipo popular aprovechó la ocasión para explicar lo que, a su juicio, es la mejor arma para luchar contra la gestión del PSOE, que ha dejado una deuda de 612 millones de euros.
Allí, el teniente de alcalde enunció algunas de las medidas a adoptar de cara al nuevo ejercicio, y que estarán basadas en la "austeridad, el rigor, la eficacia, y en priorizar el gasto social frente al gasto más cercano a la administración". "Un ejercicio de pura transparencia" frente a la opacidad del anterior consistorio, que ha ocultado –y sigue negando- la deuda que ahora se ha hecho pública.
En total, el nuevo presupuesto reduce el gasto de forma automática en más de un 28,5 por ciento, pasando éste a ser de 139,8 millones de euros. Los gastos de personal del consistorio se reducen un 4,6 por ciento, todo para ir paliando poco a poco la monstruosa deuda de Cascallana. Los presupuestos 2012 destinan por eso 19 de cada 100 euros (26,2 millones de euros en este ejercicio) al pago de la deuda, ya sea de entidades bancarias como proveedores.
De la misma manera, "se reducen 70 por ciento partidas de comunicación, desaparecen las de comidas y dietas para concejales, y las que realice el alcalde serán de menú". También se reduce el ahorro corriente en un 26 por ciento, y se suprimen partidas como las "asignaciones de dinero a grupos políticos", algo que perjudica especialmente al PP dada la mayoría absoluta que tiene desde el 22-M. "Nos ajustamos el cinturón", dijo el teniente de alcalde Óscar Romera.
No obstante, y pese a la notoria reducción, el propio Pérez quiso matizar el marcado cariz social de estos presupuestos, en el que "siete de cada diez euros" se destinan a gastos en el área social. Lo poco que tenemos va a ir directamente a los vecinos", aseguró en la rueda de prensa celebrada el miércoles en el Ayuntamiento de Alcorcón.
La diferencia, explicó, es que "se reduce el peso de la administración" y se "destinan 19 de cada 100 euros al pago de entidades bancarias y proveedores, para paliar la deuda". Se reducen los impuestos todo lo posible –dada "la situación financiera para ayudar a familias y empresas y reactivar la economía".
Unos presupuestos, los de 2012, que pretenden "impulsar una administración y dar más facilidad, confianza y credibilidad a terceros, empresas, entidades bancarias, para que ellas saquen de este municipio de la situación que hemos heredado".
La desfachatez de Cascallana
La situación que se encontró Pérez y si equipo nada más tomar posesión del cargo fue de pura emergencia. "Desde el primer día tuvimos que estar llamando a instituciones de todo tipo para que no nos cortaran la luz, para que nos ejecutaran un aval, desde el primer día tuvimos que estar conteniendo la situación del PSOE con gran desfachatez".
El derroche de Cascallana y el equipo socialista llegó al extremo de que, en los últimos días de su gestión, en lugar de limitar el gasto se potenció. "Pocos meses antes (del final de la legislatura), en la caja había once millones", dijo Pérez. "Cuando llegué, había uno", remató el ahora alcalde.
Y además, "a pocas semanas de acabar la legislatura, 700 personas fueron hechas funcionarios en este Ayuntamiento. El alcalde consideró que con esta medida de emergencia, Cascallana buscaba conseguir "un plus electoral más, a pocos días de las elecciones".
Una ruina, la de Alcorcón, que se ejemplifica también en "los siete directores generales que Cascallana ha tenido durante su mandato, cobrando 80.000 euros cada uno de ellos". Pérez pidió finalmente la dimisión como senador de Cascallana y lo que queda de su equipo, todavía en el PSM.