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Carlos Rodríguez Braun

Wyoming y la extraña era de los liberales

El Gran Wyoming previno en 'Público' sobre el advenimiento de “La era de los liberales”. Extraña era, añado.

El Gran Wyoming previno en 'Público' sobre el advenimiento de “La era de los liberales”. Extraña era, añado.

El Gran Wyoming previno en Público sobre el advenimiento de “La era de los liberales”. Extraña era, añado.

Afirma en primer lugar: “En tiempos de crisis se exigen reformas laborales, como si los derechos de los trabajadores, que dan algo de estabilidad a los que pretenden vivir de su salario y les permiten hacerse un mínimo proyecto de vida, fuesen la causa de todos los males”.
 
Si Wyoming rechaza las reformas laborales cabe presumir que le gusta el llamado mercado laboral tal como está. Resultaría conveniente que nos explicara cómo cree que se hacen “un mínimo proyecto de vida” cinco millones de parados, o por qué cree él que están parados.
 
A continuación señala: “Lo que se pretende, como en el resto de los ámbitos, es que este mercado, el laboral, también sea libre: el sueño, la panacea de los liberales. Un mercado laboral sin normas donde los derechos sean abolidos”.
 
A este respecto hay que aclarar que nadie que tenga poder e influencia, o posibilidad de conseguirlos, reclama la libertad en el ámbito laboral. Nadie, ni sindicatos, ni empresarios, ni partidos políticos, nadie. Todas las reformas planteadas por todos los sectores mantienen un grado de intervención pública, en general bastante amplio. Por lo tanto, lo que el señor Wyoming dice que se pretende, no se pretende.
 
Tampoco tiene sentido pensar que la libertad equivale a la ausencia de normas y derechos. La historia indica justo lo contrario, a saber, que los mercados nunca existen en el caos sino que van desarrollando normas y reglas, derechos y obligaciones, es decir, precisamente aquello que Wyoming, sin fundamento, niega.
 
Y lo que es asombroso es que proclame que la libertad es lo que se proyecta “en el resto de los ámbitos”. El poder político y legislativo ejerce un grado de intervención considerable en la economía, empezando por los gastos públicos y los impuestos, pasando por la moneda, la energía y multitud de sectores y actividades mantenidos al margen del mercado libre. Esto no solo es así sino que además, igual que con el ámbito laboral, nadie quiere cambiarlo para instaurar la libertad.
 

En Libre Mercado

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