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Los niños de Fourier

Fourier era, sin duda, utópico. Pero –digámoslo claramente– no era un tipo modesto. Estaba convencido de que el mundo se dividía en dos grandes eras: la anterior y la posterior a Charles Fourier.

Feynman dijo el día 21 de Enero de 2012 a las 08:57:

> Espero que el último párrafo esté redactado de forma irónica.

Qué va, qué va, está redactado con toda la seriedad del mundo... como éste.

Pitufito dijo el día 19 de Enero de 2012 a las 16:37:

A este Fourier le faltaban numerosos hervores, me pregunto los complicadísimos cálculos que hizo para determinar que el número ideal de borregos eran entre 1600 y 1800.
A mi realmente lo que me preocupa de los economistas es la profunda aversión al trabajo matemático, a estudiar la realidad para determinar las reglas empíricas que la rigen, prefieren como un tonto un lápiz tirarse a la senda de la ideología, expresando ideas cuanto menos totalitarias que no se basan en observación alguna y que no casan ni por asomo con la realidad.
Supongo que este individuo nunca llegó a pensar que para desarrollar un sólo producto moderno pueden estar trabajando medio millón de personas, sin las cuales sería inviable.

uyate dijo el día 19 de Enero de 2012 a las 09:52:

Espero que el último párrafo esté redactado de forma irónica. La "utopía" comunista/socialista sólo lleva a un destino, del que hemos sido testigos en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), Cuba, Corea del Norte, China, etc... Un símil para comprenderlo mejor: ¿cuál es el principal problema en los pisos compartidos? Sí, "casualmente" quién y cómo realiza las tareas "menos" agradables.

Roderik dijo el día 18 de Enero de 2012 a las 13:54:

La idea de Fourier me parece absolutamente genial. El único fallo que le veo es que a los niños que les gusta la suciedad también les gusta desobedecer a los mayores. De hecho, ambas tendencias están intrínsecamente unidas: el gusto por la suciedad se debe, en no escasa medida, a que los mayores imponen o tratan de imponer la limpieza. De modo que hay que conseguir que los niños rebeldes obedezcan sin darse cuenta de que obedecen. En la "República" de Platón se aborda un problema muy semejante.