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El presidente de Novagalicia: "No era yo el que mandaba en la caja"

"Yo no he cobrado indemnizaciones, no tenía responsabilidades ejecutivas y las decisiones las tomaba el Consejo", ha dicho.

"Yo no he cobrado indemnizaciones, no tenía responsabilidades ejecutivas y las decisiones las tomaba el Consejo", ha dicho.

Julio Fernández Gayoso es posiblemente el más longevo de los dirigentes de las cajas españolas. Nombrado presidente de CaixaVigo en 1965, durante el franquismo, mantuvo su puesto en el año 2000, cuando dicha entidad se fusionó con las cajas de ahorros de Orense y Pontevedra para convertirse en Caixanova. Y luego se convirtió en copresidente de Novacaixagalicia cuando las dos grandes entidades gallegas (la que él presidía y Caixa Galicia) se unieron en 2010.

Son más de 45 años en un puesto clave, en los que mantuvo buenas relaciones con la dictadura, con el PP, con el PSOE y con el BNG. Casi nadie en la política gallega puso nunca en duda el control de Don Julio sobre una buena parte del sistema financiero de la región.

Ahora, la súper-caja gallega con la que tantos soñaron está en quiebra y este jueves, en el Congreso, el ex todopoderoso Gayoso se presentaba ante la Comisión de Economía para hacer balance de su gestión. ¿El resumen? Escaso. Él pasaba por allí, su caja tenía un balance envidiable y en los últimos seis años sólo mantuvo un puesto "de representación". No era él "quien mandaba en la caja", sino su Consejo de Administración, al que sólo hacía modestas recomendaciones: "Y a veces lo aprobaban y a veces no".

En ocasiones, parecía que Gayoso llevaba a los diputados a perder la paciencia, mientras detallaba las cifras de negocio, de morosidad y de la obra social de Caixanova y de Novacaixagalicia. Y aún más, cuando ha eludido responder a las razones de por qué este banco, derivado de la fusión de las antiguas cajas, tiene que acudir ahora a las inyecciones de capital público.

El expresidente de la caja, que el 28 de junio dimitió del cargo a los pocos días de la querella de la Fiscalía Anticorrupción ante la Audiencia Nacional contra él y otros cuatro altos cargos, ha suscitado la crítica generalizada de los portavoces de los grupos en la Comisión de Economía. Pero no ha movido un músculo.

En su discurso se ha limitado a un tedioso relato de las bondades de las cifras de su entidad. Y en la respuesta a los grupos se ha limitado a tirar balones fuera: "Yo no he cobrado indemnizaciones, no tenía responsabilidades ejecutivas y las decisiones las tomaba el Consejo". Quien quisiera una explicación de por qué la gran caja gallega está como está, tendrá que esperar a otro día.

 

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