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Patente y fabricación nacional

Nace el futbolín 2.0 de la mano de emprendedores españoles

Futboling permite realizar pequeñas aportaciones económicas a diversas entidades humanitarias y sociales.

Futboling permite realizar pequeñas aportaciones económicas a diversas entidades humanitarias y sociales.

¿Quién no ha jugado al futbolín alguna vez? Este artilugio, presente en muchos bares y cafeterías de España, ha sido desbancado de manera galopante por modernas máquinas de videojuegos. Por eso, Nacho Escobar y Félix Lozano decidieron reinventarlo y lograr que vuelva a estar presente en el ocio de los jóvenes.

Futboling nació, además, con vocación social, de ahí su lema Fun for a better Word (Pásalo bien mejorando el mundo). El futbolín 2.0 permite realizar pequeñas aportaciones económicas a diversas entidades humanitarias y sociales mientras te diviertes jugando. Hablamos con Nacho, el inventor del futbolín del siglo XIX.

Pregunta (P): ¿Cuándo se os ocurrió la idea?

Respuesta (R):
Surge hace bastante tiempo, aproximadamente cuatro años. Lo pasé bien jugando al futbolín cuando era pequeño y en la universidad. Me daba pena ver cómo hoy quiero jugar con mi hija y es cada vez más complicado encontrar uno.

P: ¿Cómo se te ocurrió esta reinvención tecnológica del tradicional futbolín?

R:
Viendo cómo son actualmente las máquinas recreativas y los videojuegos, eso es el siglo XIX, y el futbolín tradicional parecía haberse quedado atrás. Futboling permite crear una experiencia de diversión 2.0, ya que gracias a su conexión a Internet se puede realizar una competición global a tiempo real desde cualquier lugar del mundo.

P: ¿Cuáles son las principales diferencias del futbolín tradicional?

R:
Antes de empezar a jugar te identificas. Cuando le metes la moneda te pide el teléfono móvil y el nombre. El futbolín tiene 3G y te identifica allí donde quieras jugar, ya sea en España o fuera. El sistema hace que tengas un reparto de puntos, ya que tiene el historial de todas tus jugadas.

P: ¿No se pierde un poco la esencia de este juego tan mítico?

R:
No, se mejora. Todo se puede conectar a internet, es una máquina que tiene mucha potencia. Toda la experiencia del juego va con audio y luces, la máquina lleva muchos cientos de horas de mucha gente. Mezcla la experiencia de los videojuegos en un dispositivo tan simple como el futbolín.

P: Lo más destacable del proyecto puede ser la vocación social, de hecho empleais el lema Pásatelo bien mejorando el mundo...

R:
El modelo es un poco raro. Porque a mí vender máquinas no me interesa nada, para mí no es una máquina recreativa, es una máquina solidaria y es reinventarlo para una buena causa. Casi todo va a fines sociales. Una vez deducido el IVA que hay que entregar a Hacienda, un tercio de la moneda se donará a la ONG que seleccione cada vez que juegues una partida.

Otro tercio de la moneda (33%) se donará a la Fundación Fun for a better world, una organización sin ánimo de lucro dirigida a colectivos con discapacidad física o psíquica y que pretende que estas personas puedan encontrar formas de ocuparse. El último tercio irá destinado al local donde se ubica el estadio.

P: ¿Dónde estáis instalando las máquinas?

R:
No vendo máquinas y tampoco las instalo en bares. De momento, sólo las instalamos en universidades y todo va a fines sociales. El dinero tiene que venir de marcas de bebidas que patrocinen la competición, que les guste el modelo y que decidan apoyarlo.

P: ¿Cuáles son vuestros planes de futuro?

R:
Desde que comenzamos y durante un año vamos a desarrollar un proceso de co-creación y pretendemos estar presente en la mayoría de universidades españolas con, aproximadamente, sesenta máquinas funcionando.

P: Podríamos decir que es 100% nacional. Esto supongo que ha encarecido significativamente los costes.

R:
Yo estuve dando vueltas por el mundo mirando dónde podríamos fabricar... China, Marruecos, pero decidimos hacer el producto 100% en España. Sería fácil y mucho más económico fabricar nuestro Futboling en algún país de Asia, pero en España existe una industria perfectamente capacitada para afrontar esta fabricación.

Nuestra política empresarial nos impide aceptar ciertos sistemas de fabricación y condiciones laborales que puedan ofrecernos algunos países de Oriente, aún conociendo las desventajas competitivas que ello nos puede suponer. La máquina tiene 196 piezas y conozco a los proveedores de cada uno de los materiales.

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