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La Francia de Hollande es "una bomba de relojería para el euro"

La publicación británica cree que el presidente francés, François Hollande, se muestra "poco entusiasta" en sus obligaciones

La publicación británica cree que el presidente francés, François Hollande, se muestra "poco entusiasta" en sus obligaciones

No sólo la grave situación económica de los periféricos preocupa a la prensa extranjera. Alemania, Reino Unido y gran número de economistas miran ya con recelo a uno de los grandes pesos pesados del euro, Francia. Pero este viernes The Economist da un paso más y no duda en señalar al país galo como "una bomba de relojería" en el corazón de Europa.

"Francia ha cedido a Alemania el liderazgo en la crisis del euro y ahora su economía se ve cada vez más vulnerable. Es cierto que Francia aún tiene muchos puntos fuertes, pero sus debilidades se han puesto al descubierto por la crisis del euro. Durante años ha ido perdiendo competitividad frente a Alemania, y sin la posibilidad de devaluar su moneda el país ha recurrido al gasto público y la deuda", explica. La portada de la publicación británica muestra siete baguettes unidas por una bandera tricolor francesa con una mecha encendida en el centro.

The Economist recuerda que "el gasto público en Francia representa el 57% de su PIB, el porcentaje más alto de toda la zona euro, y desde 1981 la deuda pública ha pasado del 22% del PIB a más del 90%". Respecto al clima de negocios en Francia, el medio señala que también ha empeorado. "Las empresas francesas están agobiadas por un mercado laboral demasiado rígido y unos impuestos excepcionalmente altos."
 
"La economía está estancada, el país puede entrar en recesión y apenas crecerá el próximo año. Más del 10% de la población activa y más del 25% de los jóvenes están desempleados. En pocas palabras, el Gobierno está viviendo más allá de sus posibilidades", concluye.

The Economist cree que el presidente francés, François Hollande, se muestra poco entusiasta en sus obligaciones. "En vez de afrontar la gravedad de los problemas económicos de Francia, el Sr. Hollande sigue pareciendo poco entusiasta y a menos que demuestre que está realmente comprometido a cambiar la ruta de su país, Francia perderá la fe tanto de los inversores como de Alemania", concluye.

El Gobierno francés, furioso

Las autoridades francesas no han tardado en reaccionar ante el artículo y han criticado a The Economist catalogándolo de un "medio de sensacionalista". "Honestamente, The Economist nunca se ha distinguido por su sentido de imparcialidad", dijo el ministro de Industria, Arnaud Montebourg, a la radio Europe. "Estamos hablando de un periódico que recurre al exceso para vender. Les puedo decir que Francia no está en absoluto preocupada", ha declarado el primer ministro, Jean-Marc Ayrault.

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