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"Al español le cuesta vender a pérdida, pero a veces hay que hacerlo"

Los expertos de Optima creen que sigue habiendo "oportunidades" de inversión en el sector inmobiliario dentro de la Eurozona.

"En España no existe cultura financiera. Se piensa más en el gasto que en el ahorro. Y la gente no planifica". Así lo cree Antonio Suárez, director general en España de Optima, una compañía belga dedicada a la planificación financiero-fiscal, que este martes presentaba en Madrid su segundo estudio sobre los Hábitos de Planificación Financiera de nuestros compatriotas.

Este planteamiento también sirve para la que ha sido la principal inversión de muchas familias en las últimas dos décadas: el ladrillo. En este sector creen que sigue habiendo "oportunidades", aunque quizás no en España. Eso sí, hay que tener en cuenta que si se tiene un piso como forma de ahorro hay que tener valentía para tomar decisiones difíciles: "Al español le cuesta vender a pérdida, pero a veces hay que hacerlo".

El estudio

Las conclusiones del estudio apuntan en la misma dirección que las de la primera edición del informe: los españoles no piensan demasiado en su futuro. Y, evidentemente, eso se acaba traduciendo en sustos que, además, muchas veces llegan en el momento más inesperado e inadecuado.

Así, sólo el 44% de nuestros vecinos asegura que tendría capacidad económica suficiente para afrontar sus gastos habituales durante tres meses si mañana se quedara sin ningún ingreso. Una situación lógica en un país en el que el 39% de sus ciudadanos admite que "no ahorra nada" y apenas el 15% lo hace periódicamente.

Esto no es cosa sólo de la crisis. Pero la recesión ha agravado las cosas. Por un lado, la presión fiscal ha subido, con más de 30 incrementos de impuestos. Un trabajador con un salario medio paga más del 50% de sus ingresos a Hacienda. Y si miramos al futuro, la cosa se complica, con un sistema público de pensiones que está al límite de su capacidad. Sin embargo, sólo el 48% de la población cuenta con un plan privado, a años luz de lo que ocurre en otros países europeos.

Ni siquiera pueden estar seguros de que sus herederos podrán aprovecharse de lo que han conseguido a lo largo de su vida. Por eso, las renuncias a las herencias han aumentado un 110% desde 2007. El coste de asumir las deudas del finado a veces supera los posible beneficios. Y no hay muchos lugares a los que agarrarse. Casi el 95% de los ciudadanos cree que los bancos (se supone que sus asesores en estos temas) son los culpables de la crisis y sólo el 18% tiene plena confianza en su entidad.

¿Oportunidades?

Hasta aquí hemos visto las principales cifras del informe, extraídos en parte de las 800 encuestas a sus propios clientes y de los datos oficiales de trabajos similares. Este martes, Antonio Suárez y Juan Sierra, director de Operaciones de la firma, presentaban en Madrid el documento.

En su opinión, el origen del problema es que "en España no existe una cultura financiera. Se piensa más en gasto que en ahorro. La gente no planifica". Por ejemplo, muchos no saben que los planes de pensiones, aunque fiscalmente favorables durante la vida laboral, tributan en el momento del rescate. O no se dan cuenta de que tener mucho patrimonio en inmuebles puede suponer un problema en determinados casos, como el de ese empresario que tenía un patrimonio de 10 millones en bienes inmuebles, ninguna liquidez y apenas 20.000 euros en la cuenta.

Invertir en ladrillo no es fácil. No hablamos de la casa en la que uno vive, sino del piso de la playa o del apartamento que se alquila. Los expertos de Optima advierten de que "al español le cuesta vender a pérdida, pero a veces hay que vender, generar liquidez y cancelar deudas". La peor inversión financiera es tener una casa "a la que vas 10 días al año".

Sin embargo, incluso teniendo esto en cuenta, ésta es una opción que ellos plantean a sus clientes a menudo. Eso sí, con condiciones: "Residencial, en una región sin burbuja, en euros para no tener riesgo de tipo de cambio, en un país estable y con seguridad jurídica". ¿Quedan sitios así? Pues aseguran que sí: París, Bruselas,... "Hay capitales en Europa con precios casi tres veces por debajo de otras". En estos lugares, comprar un piso y alquilarlo puede ser casi como "tener un bono".

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