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Muere Rosalía Mera, madre del imperio Inditex

La cofundadora de la multinacional textil ha fallecido este jueves a causa de un derrame cerebral.

La cofundadora de la multinacional textil ha fallecido este jueves a causa de un derrame cerebral.

Rosalía Mera Goyenechea, la madre de Zara, ha fallecido este jueves a los 69 años de edad. Mera sufrió el pasado miércoles un infarto cerebral en Menorca donde pasaba unos días de vacaciones. La cofundadora del imperio Inditex fue trasladada este jueves desde Menorca a un hospital de La Coruña en "situación irreversible", tras haber sufrido una parada cardiorrespiratoria ligada a un derrame cerebral.

Poco ha trascendido de la vida privada de la ex mujer de Amancio Ortega -parece que la discreción y la multinacional de la moda van de la mano-. La mujer más rica de España y la segunda mayor fortuna del país, según la revista Forbes, nació en La Coruña en 1944.

"El bienestar en exceso no beneficia al ser humano, hay que aprender a conseguir las cosas". Esta frase, pronunciada en una de las pocas entrevistas que concedió, da más detalles sobre las fuertes convicciones de Rosalía Mera. Hace más de 27 años que Rosalía y Amancio rompieron su matrimonio, sin embargo, a ella le seguía molestando que la presentaran como "la ex mujer de" y a veces se quejaba de eso. En una ocasión, durante una conferencia en Barcelona, se quejó públicamente de que la historia de Inditex se contara como que Rosalía ayudó a Amancio, y no al revés.

Trabajando antes de abandonar la niñez

Desde jóvenes había características en la situación de Ortega y Mera que les acompañarían toda la vida. Hijos de la posguerra que dejó la Guerra Civil, ambos empezaron a trabajar desde muy jóvenes. Mera confesó que con tan sólo nueve años ya hacía transacciones económicas y que cuando su padre pescaba para ayudar a que toda la familia pudiese vivir, ella vendía el pescado o lo intercambiaba por otros bienes. De orígenes humildes, Rosalía vivía en los alrededores del matadero de Orzán, frente a la playa que tiene el mismo nombre.

La gente de la zona vivía fundamentalmente del negocio de la carne, de hecho, su madre siempre tuvo la ambición de tener una carnicería. Finalmente, lo consiguió, y Mera contó en una entrevista lo increíble que le pareció ese momento y cómo su madre "no sabía leer la báscula". Sin embargo, desde pequeña tuvo claro que quería probar suerte en una casa de modas. A los 13 años abandonó la escuela porque consideró que "ya había aprendido lo suficiente en el colegio y creí que había esa necesidad de aportar a la economía familiar". A los pocos años se puso a trabajar en un céntrico y refinado establecimiento de moda en el que, además de aprender, conoció a personalidades que hoy son conocidos nombres de la moda española como José Antonio Caramelo.

En la mercería La Maja conoció también al que años después fue su marido y hoy la primera fortuna de España y tercera del mundo. Mera y Ortega comenzaron a salir y disfrutaron de un romance tradicional, con largos paseos y cines. Un romance que acabó en boda en una iglesia de La Coruña. Aunque poco se sabe tanto de Ortega como de Mera en esos años, los biógrafos del tercer hombre más rico del mundo -según la revista Forbes- aseguran que fue este empleo el que marcó su carrera y en el que aprendió los rudimientos de la industria del tejido y de la distribución comercial.

La Maja fue un punto de inflexión para ambos. Fue entonces cuando Amancio, con la ayuda de Rosalía, un hermano y una cuñada, montaron su primer negocio propio: una fábrica y comercializadora de batas de boatiné. De hecho, como reconoció la propia Mera, "todo comenzó en el piso de mi cuñada. Algo pequeño, con muchos errores, que es la garantía del éxito" para cualquier negocio.

Nacimiento de un imperio

En 1963 es cuando crean la compañía Confecciones GOA, S.A (las iniciales de Amancio en sentido inverso), dedicada a la fabricación de batas. El negocio va creciendo durante toda la década y sus batas comienzan a distribuirse por Europa.

"En aquellos tiempos, las casas no tenían las estupendas calefacciones que tienen ahora, por lo que las batas gorditas para estar en casa venían muy bien a la gran masa de población", señaló Mera hace unos años tras recoger la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. El trabajo en Goa no era tan fácil como esperaban. Sus dos talleres, uno en la calle Noya y otro en San Rosendo, apenas les dejaba tiempo libre. "Los dos teníamos claro que todo lo que generaba la empresa era para invertir en la propia empresa, no para cambiar de piso", explicó Mera.

La personalidad emprendedora y perfeccionista del matrimonio les llevó a querer seguir creciendo y diversificando su negocio textil. Fruto del trabajo duro de ambos durante años en su modesto piso del paseo de Ronda llega la merecida recompensa. La apertura en 1975 del primer Zara en La Coruña fue toda una revolución para la mujer de una, por entonces, creciente clase media. Mera, que estaba locamente enamorada, tenía fe ciega en su marido, por lo que asumió el proyecto Zara como propio y le mostró todo su apoyo. Las raíces de la compañía comenzaron a crecer en ese momento hasta llegar a convertirse en el gigante textil que está hoy presente en más de 77 países.

"A veces, la historia permite que los que estábamos abajo nos coloquemos arriba, pero nunca se puede olvidar que se puede volver a estar abajo. Y esto, que nunca haya posiciones fijas y establecidas, es muy positivo porque cumple una función redistributiva", comentó Mera en una entrevista hace unos años.

Rosalía Mera y Amancio Ortega tuvieron dos hijos, Sandra -la verdadera heredera y una gran desconocida como lo fueron sus padres- y Marcos, que sufre una grave discapacidad que hizo que Mera se dedicara a partir de ese momento casi exclusivamente a la Fundación Paideia, cuya labor se centra en la integración sociolaboral de discapacitados.

Divorcio millonario

Ortega y Mera rompieron su relación en 1986 en lo que fue el divorcio más caro de la historia de España. Aunque el acuerdo no llegó a trascender a los medios de comunicación, se llegó a especular que Mera pudo obtener unos 1.500 millones de euros de la época en forma de acciones de la compañía que fundó junto a su entonces marido, además de continuar siendo consejera del grupo textil.

Después de más de 20 años juntos, los creadores de lo que es hoy la empresa textil más importante de España, decidieron separar sus caminos. Mera no ocultaba a nadie su tendencia de izquierdas y sus ideas progresistas. La ex mujer de Ortega decidió educar a su hija Sandra alejada de la extravagancia de la riqueza. Rosalía siempre presumía de que su hija y sus nietos estudiasen en colegios públicos. En una de sus últimas apariciones, en mayo de este año, rechazó que los recortes se realizaran en Educación y Sanidad: "Si regateamos en el tema de la salud, de la infancia, de la educación, nos estamos haciendo un flaquísimo favor".

Fundación Paideia

El nacimiento de su hijo Marcos, el único varón de Rosalía y Amancio, cambia la vida de ambos. Marcos nace con una discapacidad y es incapaz de cuidar de sí mismo. Rosalía se choca contra la realidad y la adversidad de bruces y su vida cambia para siempre. Fue entonces cuando crea la Fundación Paideia como homenaje a su hijo de la que desde ese momento hasta hoy era su presidenta. En esa época de su vida es cuando, en plena vorágine de crecimiento de Inditex, Mera quiere estudiar lo que no pudo hacer en su infancia, se decide por la carrera de Magisterio.

La Fundación Paideia es una organización sin ánimo de lucro dedicada a favorecer la integración social de las personas discapacitadas. El proyecto de Mera se basa fundamentalmente en la integración sociolaboral de discapacitados y, para ello, creó un vivero de empresas con 3.500 metros cuadrados a disposición de emprendedores de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).

Siempre preocupada por aportar su granito de arena hacia un mundo mejor, era accionista mayoritaria de la farmacéutica Zeltia y su anticancerígeno Yondelis. A Rosalía Mera le hacía feliz "vivir de forma coherente", quizá por eso muchos la consideraban una multimillonaria atípica que siempre reivindicó su origen humilde.

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