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Cameron baja impuestos y reduce el déficit público a la mitad

El primer ministro británico cambió el rumbo de su política fiscal en 2013 tras aprobar una rebaja generalizada de impuestos.

El primer ministro británico cambió el rumbo de su política fiscal en 2013 tras aprobar una rebaja generalizada de impuestos.

El triunfo electoral de David Cameron en mayo de 2010 puso punto y final a la era laborista y habilitó el retorno del Partido Conservador al gobierno del Reino Unido. Casi cinco años después, el primer ministro parece haber conseguido enderezar el rumbo de la economía británica.

Los dos primeros años de la Administración conservadora estuvieron marcados por una errática política fiscal que supuso la friolera de 300 aumentos en diferentes tasas y tributos. El grueso de las medidas de austeridad se condujo, pues, por la vía del aumento de los ingresos y no de la reducción del gasto: entre 2010 y 2012, por cada tres euros de recaudación adicional, los presupuestos apenas bajaron en un euro.

Este comienzo fue ampliamente interpretado por las bases conservadoras como una traición a los principios liberales que viene defendiendo la formación en el ámbito económico desde los años de Margaret Thatcher. Curiosamente, no pocos oponentes políticos de Cameron le acusaban, al mismo tiempo, de hacer eso que los números mostraban que no había hecho: aprobar medidas enfocadas en reducir el peso del Estado sobre el total de la economía. Hasta el Fondo Monetario Internacional llegó a recomendar al Ejecutivo que "relajase" las medidas de ajuste fiscal.

Cambio de rumbo

Desde 2013, el Gobierno de Cameron ha cambiado de rumbo y se ha centrado en aprobar el tipo de medidas económicas que sus votantes reclamaban desde el comienzo de la legislatura. Un ejemplo lo tenemos en el recorte generalizado del Impuesto sobre la Renta: se estima que 25 millones de trabajadores británicos se han beneficiado de esta rebaja de la presión fiscal, con un ahorro anual medio de 705 libras por contribuyente (955 euros).

En los impuestos indirectos, el giro liberal de Cameron se ha plasmado principalmente en la cancelación del impuestazo que el anterior gobierno laborista había aprobado para la gasolina. Un conductor que llene su depósito dos veces a la semana se ahorrará cada año 728 libras (928 euros), mientras que cada visita a la gasolinera se traduce, de media, en un ahorro de 7 libras (9 euros).

Las rebajas fiscales del Gobierno de Cameron han tenido un notable efecto lafferiano en la recaudación tributaria. Por ejemplo, recortar del 50% al 45% el tipo máximo del Impuesto sobre la Renta permitió que, en apenas un año, la recaudación del Tesoro creciese en 1.300 millones de libras (1.655 millones de euros).

En el Impuesto de Sociedades ha ocurrido algo similar. Bajar el tipo general del 24% al 23% ha aumentado los recursos de la Hacienda británica en cerca de 2.000 millones de libras (2.550 euros), de acuerdo con la consultora PwC. Hablamos de un crecimiento interanual del 6,7%.

Entre 2010 y 2012, coincidiendo con la subida generalizada de los impuestos, la recaudación del fisco saltó un 11%; entre 2013 y 2015, las rebajas fiscales no han impedido que los ingresos suban un 12,5%, alcanzando los 648.100 millones de libras (826.568 millones de euros).

Baja el déficit

Otro objetivo que se había marcado el Gobierno de Cameron era el de reducir el déficit heredado de la Administración Brown. Si en 2010 el desfase entre ingresos y gastos llegaba al 10,2% del PIB, hoy esta discrepancia se queda en cotas del 5%, aproximadamente la mitad.

Analizando el déficit en números absolutos, el recorte también es significativo: se ha pasado de 153.000 a 91.000 millones de libras (de 195.000 a 116.000 millones de euros). Está previsto que este diferencial siga reduciéndose a lo largo de los próximos años, bajando a un punto de equilibrio en el ejercicio fiscal de 2018-2019.

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