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José T. Raga

Cuando se ve lo que no hay

China es como es y no nos empeñemos en ver que es de otra forma o, al menos, no nos dejemos abatir, cuando no es como nos habíamos empeñando que fuera

Ya se sabe, cuando se ve lo que no hay, suelen producirse sorpresas pues, lo que creíamos ver, realmente no existía. Estas últimas semanas hemos vivido en lo que llamaríamos "la consternación china".

Una suerte de desasosiego, porque no pocos afirmaban que China ya era otra cosa. Se apoyaban en expresiones publicitarias, tales como "la primera potencia del mundo", el país de "mayor crecimiento del PIB", en "plena modernización", "abierto al mercado"...

Sin embargo, China es lo que es y, mejor verlo con claridad. Por ello, son estériles las explicaciones a las caídas de sus Bolsas, que han provocado el empobrecimiento de aquellos a los que enriqueció. Menos aún, que tratemos de hacerlo con idéntica metodología al análisis de las Bolsas de países libres.

La dificultad de encontrar los motivos de las euforias y las depresiones de las Bolsas, siempre elevada, se acrecienta cuando entramos en sistemas políticos complejos, de alto dirigismo político, como ocurre en los comunistas donde, además, la información veraz y la transparencia están muy lejos de la realidad. Sistemas en los que la libertad no existe, pues, una libertad fraccionada, como por entregas, no es libertad.

Que China es una "potencia", sobre todo si el término lo empleamos en el significado aristotélico-tomista, no hay duda alguna, ya que "potencia" es lo que no es, pero puede llegar a serlo. En este sentido metafísico, puede que pueda ser, porque si los 1.400 millones de habitantes fueran como no son, y el régimen chino fuera como no es, China podría ser en "acto", lo que en "potencia" todavía no es.

Mientras tanto, China es como es, y no nos empeñemos en ver que es de otra forma o, al menos, no nos dejemos abatir, cuando no es como nos habíamos empeñando que fuera. Por ejemplo, China ocupa el puesto 91 en el Índice de Desarrollo Humano. Se sitúa así, entre Túnez el (90) y Argelia el (93).

Su renta por habitante -corregida por el poder de compra- es de 11.477 $ USA, cuando España está en casi tres veces más, 30.561. Su coeficiente Gini de concentración/desigualdad, pese a fijar el gobierno las percepciones salariales, es de 0,421, situándose entre Turquía 0,400 y Filipinas 0,430 (siendo 1,00) la máxima desigualdad. En la desigual España estamos en 0,347.

La población por debajo del umbral de pobreza (1,25 $/día), es en China peor que en Camerún: un 11,8%, es decir 265 millones de habitantes, frente al 9,56% en Camerún. Esto es China y no otra cosa. Frescos están los recuerdos del asesinato de estudiantes en Tian'anmen de 1989, la detención de la Banda de los Cuatro (la viuda de Mao y otros tres) con sorpresivos suicidios. ¿Nunca más ocurrirá algo semejante? Yo no lo aseguraría.

¿Es en ese país en el que queremos invertir en Bolsa? Podemos hacer lo que queramos, pero no pretendamos infundir compasión cuando el resultado sea el que probablemente tenía que ser.

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