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Así defienden los podemitas la financiación de su partido

A la mayoría de sus votantes les resulta indiferente quién financie a Podemos, lo mismo que a un culé le importa poco cuánto haya costado Neymar.

A la mayoría de sus votantes les resulta indiferente quién financie a Podemos, lo mismo que a un culé le importa poco cuánto haya costado Neymar.
Pablo Iglesias lee en su escaño mientras miembros de su grupo conversan durante el pleno del Congreso del pasado miércoles. | EFE

Esta semana algunos medios han derramado un Orinoco de denuncias sobre la financiación de Podemos. El chavismo trabajó con ahínco por extender sus políticas por todo el continente americano, con no poco éxito. Cuando se les terminaron los países por aquellas latitudes, asomaron su cabeza por Europa. Todo ello sin dejar de agitar el victimismo colonial y berreando contra cualquier injerencia extranjera, real o imaginaria.

Financiación para la desaparecida fundación CEPS, dinero para Monedero por hacer un informe invisible o el uso de personas sin recursos para realizar donaciones al partido son algunas de las acusaciones que ha tenido que aguantar Podemos. Esta semana se han visto firmas de Chávez y todo. Es igual.

Aunque la nueva y autodenominada verdadera izquierda había anunciado poner en las nubes el listón de la limpieza política, la exigencia y la autocrítica, lo cierto es que su comportamiento es tan fanático como el de una quinceañera enamorada de Justin Bieber. Veamos cómo los fans han defendido en Twitter la financiación de Podemos.

Negación

Un podemita en cautividad no necesita terminar de leer un titular de la prensa para desmentir toda una noticia. ¿Podemos haciendo algo malo? Jamás. De entrada, imposible. El impulso inicial más habitual es matar al mensajero. Para un podemita, la prensa está al servicio del establishment, salvo cuando esa misma prensa publica algo sobre los ERE, sobre Bárcenas o sobre el PP de Valencia. Esto va por días.

Es fácil ver a un mismo tuitero alabar la exclusiva de un periódico digital y criticar al mismo medio pocos días después. Esta semana, sin ir más lejos, hemos contemplado alabanzas a El Confidencial (es competencia, no lo lean) por destapar los papeles de Panamá y críticas a los pocos días por publicar exclusivas sobre la financiación de Podemos. ¿Es normal que un medio haga periodismo independiente y de calidad de lunes a miércoles y sirva a los intereses del poder de jueves a domingo? Parece que sí.

En este ejemplo (podría ser otro cualquiera) vemos a un señor que protesta contra el Ibex 31, excluyendo por algún motivo a cuatro empresas del índice real. No menos increíble es pensar que podría existir un "pacto liberal", cuando los liberales todavía están discutiendo la letra pequeña de todo.

Veamos esto otro:

Cuando se filtran informaciones y dosieres de otros partidos o políticos, entonces hablan de periodismo de calidad. Si se filtran sobre Podemos, son decisiones del Club Bilderberg, el FBI y El Lado Oscuro de la Fuerza. Evidentemente, las noticias de las que se enteran todos estos señores las reciben de la prensa. Simplemente, hacen una criba y rechazan aquellas informaciones que no quieren recordar a la hora de ir a la cama.

Los ejemplos podrían ser cientos, de verdad. No es casualidad que desde el primer momento Podemos se dedicara a criticar a la prensa y a denunciar que los medios están al servicio del poder. Lo hacían al tiempo que se beneficiaban de sus apariciones en los medios para ir creciendo, eso también es verdad.

Además del desprestigio selectivo de la prensa, hay otro argumento muy repetido entre podemitas y simpatizantes: ¿cómo Chávez pudo financiar a Podemos antes de que existiera?

Aunque esta última persona aprobó su licenciatura antes de nacer (imagínese la cantidad de faltas de asistencia a clase que acumuló), sí parece normal que el dinero para formar un partido te lo entreguen antes de crearlo, para ir levantándolo. La propina que te daban de pequeño para comprar chucherías te la daban antes de tener las chucherías, te conceden una hipoteca antes de tener una vivienda, levantas una empresa invirtiendo previamente... Parece el orden normal de los acontecimientos, pero no para los ambiciosos podemitas, que lo quieren todo para ayer.

Aceptación

Cuando las pruebas se acumulan, algunos tuiteros aceptan a regañadientes la financiación chavista de Podemos. Vale, ocurrió, ¿y qué? Si la realidad es tozuda, las excusas deben ser poderosas. Este amigo comunista sabe lo que hace:

Por motivos editoriales yo no debo escribir palabras enteras en mayúsculas, así que no puedo competir en igualdad de condiciones con ese "es totalmente legal". Sí puede hacer frente a este tuit la Ley de Financiación de Partidos, que en su artículo 7.2 especifica que no es legal "aceptar ninguna forma de financiación por parte de Gobiernos y organismos, entidades o empresas públicas extranjeras". Hemos llegado a un punto de fricción y antes de continuar con la aventura, el lector será el que tenga que decidir qué debe prevalecer en este caso: la ley o el tuit.

Por supuesto, ese argumento de "podrá gustar más o menos, pero es totalmente legal" no sirve a los podemitas para valorar a aquellos de los señalados por los papeles de Panamá que no se saltaron la ley. En ese caso, podrá gustar más o menos, pero todos al gulag a picar piedra y a barrer las sedes del partido.

Alguno se preguntará por qué elegimos un determinado tuit y no otro. Elegimos siempre los mejores, los que lo tienen todo. Vean la argucia final. El tuitero no ocultaba su incomodidad hablando de la financiación de Podemos y animaba a hablar de Arabia y de la Casa Real. ¿Quién no ha animado alguna vez a otra persona a hablar de Arabia mientras se toma una cerveza? También es normal planteárselo a tu pareja: ¿follamos, hacemos el amor o hablamos de Arabia? La de veces que al final se acaba hablando de Arabia… Y es que esta es la otra estrategia favorita de los defensores de Podemos: cambiar de tema.

Quería traer aquí a Goebbles, tal vez el gran maestro de la manipulación informativa y política. Les tiene que sonar. No, no trabaja en La Sexta. Hace algún tiempo leí en El País que fue un propagandista sobrevalorado. Permítanme que me ría. Ya me he reído. Sigamos. Uno de sus once principios de la propaganda era el de la transposición: "Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan". Es uno de los principios favoritos de los defensores de Podemos.

Veamos este caso. Un individuo parece que se preocupa por "el jaleo con el dinero de Hugo Chávez". Lejos de criticarlo, juega al despiste. ¡Rápido, rápido! La gente está hablando demasiado de la financiación de Podemos. ¡Piensa en algo para despistar! ¿El Prestige, la Guerra de Irak, Bárcenas, Rato? Algo reciente: Franco, ¡claro! ¿Cómo no había caído antes?

Este tipo de maniobras están reservadas a auténticos genios de la estrategia y expertos en comunicación de masas como Goebbles, Lasswell o Monedero. Este sistema es casi mágico. Ahora lo ves, ahora no lo ves.

Lo peor no es que el argumento sea una estupidez (que lo es), sino que es falso. Desde 2003, la Fundación Francisco Franco no recibe subvenciones públicas. Pero es igual, tampoco ha pasado tanto tiempo como para dejar de repetirlo. ¿Qué son trece años en comparación con la vida del planeta Tierra?

Por cierto, la fundación fue subvencionada hace más de una década para que se realizara el proceso de digitalización de 30.000 documentos, patrimonio histórico de nuestro país. Tanta precisión es innecesaria para quienes carecen de cualquier amor a la verdad. Pero fíjense si la técnica funciona que no estamos hablando de la financiación de Podemos, sino de la de la Fundación Francisco Franco. Como decía, es mágico.

La indignación por la corrupción está llevando a algunas personas a situaciones extremas, como la que podemos ver en este tuit que, incomprensiblemente, fue borrado por su autora:

Debemos ponernos serios. Preferir limpiarse el trasero con la mano o con las sabias páginas de un libro de El Gran Wyoming antes que soportar más corrupción es una muestra clara de desesperación de un país al límite. La gente está apelando a su honor y a su dignidad personal: prefiero morir con el culo sucio que vivir siendo robado por el PP. Nadie nos pisoteará si no nos agachamos a limpiarnos el trasero. No estoy de acuerdo con lo que dices, pero daría todo mi papel higiénico para que pudieras seguir expresándolo.

Comparto que no solamente de higiene anal vive el hombre, pero es extraño asumir que si gobernara Podemos tendríamos que soportar la mismas cosas que soportan en Venezuela y de entre ellas olvidarse de la corrupción. Será que, por algún motivo, lo que molesta es que concretamente robe el PP. Podría parecer un asunto menor, pero si llegara la hipotética escasez en algún momento de la Era Pablozoica, habría gente que diría: "No tenemos papel, pero al menos no roban como el PP". De hecho, algo parecido sucede en Venezuela. Dejémoslo por ahora, es todo confuso y sucio.

Pobreza podemita

Los líderes de Podemos saben perfectamente a lo que juegan. Pueden los medios acusar al partido de la mayor de las atrocidades que solamente pondrán una demanda si se dice algo sobre el hijo de Bescansa. Además, son conscientes de que sería un error dar largas explicaciones sobre las funciones de la Fundación CEPS o sobre la presunta financiación irregular del partido a través de los microdonativos. Ni entran al trapo.

El quinto principio de Goebbels (mandamiento para los podemitas) es el de vulgarización: "Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar". El maestro Monedero nos da una soberbia lección en su siguiente reflexión:

No quiero que a mí o a Monedero nos pongan una demanda, así que preferimos dejar la pregunta en el aire, en manos del lector: ¿serán gilipollas? Dejando a un lado lo obvio, fijémonos en el asunto del dinero. Monedero sigue con la misma moto, Iglesias con su Renault Clío y Errejón con su triciclo. Todo esto es cierto y agradecemos que Monedero haya usado una broma antes que contarnos que Íñigo conoce otra cosa que no sea vivir holgadamente.

Vamos a ver. Pasar por pobre para aparentar honradez es más viejo que Pujol, al que hemos visto montar en modestos utilitarios mientras tiene (presuntamente, ¡ja!) repartido su dinero por todos los paraísos fiscales del planeta. Aparentar pobreza es parte del guión de todo buen revolucionario. Se asaltan los cielos con un abrigo propio de un vagabundo mientras ganas 100.000 euros al año.

Además, el podemita de verdad no se distrae con cosas como el buen gusto o la normalidad: le da igual tener un deportivo o ir al trabajo montado en una mula. Su misión es mucho más elevada que todo eso: llegar al poder y demostrar que tienen razón y que sus ideas, después de veinte intentos fallidos, ahora sí funcionarían.

Por eso tienen la misma moto, el mismo coche y la misma ropa de marca blanca que antes de llegar a la política. Es su obligación. Además, habría sido la leche que el chavismo les hubiera dado dinero para crear un nuevo partido político y se lo hubieran gastado en coches, alcohol y frutas. Todos sabemos que los excesos llegan tras la toma del poder, nunca antes.

Por cierto, no puedo imaginarme a Rajoy negando la financiación irregular del PP mientras enseña un calcetín por el que asoma su dedo gordo del pie: "¿Ve? El mismo calcetín desde 1987. No nos financiamos irregularmente". Bueno, puedo imaginármelo, pero Mariano no es Monedero, él no campa a sus anchas por la tierra fértil de la desvergüenza, sino que agoniza por el desierto del me equivoqué.

Y Monedero es un genio, de verdad: ofrece un mensaje sencillo de entender (miradnos, somos pobres), olvida los 425.000 euros que le dio Maduro a él personalmente y ni aborda el asunto de la financiación del partido. Es que ni lo roza. Al fango que se tire otro.

Para terminar, debo reconocer una cosa: a la mayoría de los votantes de Podemos les resulta indiferente quién financie a Podemos, lo mismo que a un culé le importa poco cuánto haya costado realmente Neymar. El caso es que rindan y los dos, Podemos y Neymar, rinden bastante bien. Por eso ambos, cumplan la ley o no, son aplaudidos por donde pasan. Ay, el fenómeno fan, la de disgustos que nos va a dar. Lean a Goebbles y hagan acopio de papel higiénico, por lo que pueda pasar...

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