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José García Domínguez

¿Qué le debe Andalucía a Cataluña?

Cuando Cataluña dejara de tener un déficit fiscal frente a Andalucía, Andalucía dejaría de hacer posible el superávit comercial de Cataluña dentro de España.

Nuestros micronacionalistas domésticos y sus satélites intelectuales tienen gran afición, es sabido, a calcular balanzas fiscales. Sin embargo, esa pasión tan suya por las balanzas comienza y termina ahí. Por eso nadie les ha oído hablar jamás de las balanzas comerciales. Así, acostumbra a pasar desapercibido para sus respectivas parroquias el saldo de los intercambios que sus territorios realizan tanto con el resto de España como con el extranjero. Saldos, por cierto, que hace públicos regularmente el Ministerio de Economía, pese a que nadie les preste la menor atención. A los catalanes de a pie no se le dice que su balanza comercial presenta un déficit crónico frente al resto del mundo equivalente al 6% del PIB regional, desequilibrio que en el caso de Madrid se eleva al 14%. Ningún país independiente, salvo Estados Unidos por gozar del privilegio de emitir la moneda mundial de reserva, podría mantener esos déficits tan abultados de forma permanente sin verse abocado a la quiebra. Repárese al respecto en que España, nación que desde siempre importa bienes por un valor superior al de sus exportaciones, arrostra ahora mismo un desajuste en ese capítulo que no llega al 2% del PIB nacional.

¿Significa eso que los catalanes y los madrileños no podrían proclamarse independientes contra España sin que sus respectivos Estados soberanos se viesen abocados a la suspensión de pagos frente al resto del mundo? Sí, significa algo bastante parecido. Porque si Cataluña y Madrid pueden permitirse tales déficits internacionales sin que nada ocurra es solo por una única razón, a saber, porque tanto los catalanes como los madrileños tienen la suerte de ser españoles. Y es que el déficit comercial de Cataluña con el resto del mundo solo se puede mantener y financiar gracias al paralelo superávit que presenta frente al resto de España. Y otro tanto de lo mismo, si bien corregido y aumentado, cabe decir de Madrid. A los micronacionalistas periféricos y a sus colonias morales les preocupa en grado sumo el asunto de las transferencias fiscales entre la España rica y la España menos rica. Sin embargo, nunca realizan el sencillo ejercicio intelectual de preguntarse qué pasaría si esos flujos fiscales que redistribuyen la renta regional desapareciesen.

Cataluña soporta un déficit fiscal de unos 8.800 millones de euros anuales. Y la Comunidad de Madrid, más o menos, el doble de esa cantidad. Bien, ¿qué ocurriría si mañana sus respectivos saldos se igualaran a cero? Pues ocurriría algo muy fácil de prever. En el mismo instante en que Cataluña dejara de tener un déficit fiscal frente a Andalucía, Andalucía dejaría de hacer posible el superávit comercial de Cataluña dentro de España, el mismo que permite a los catalanes endeudarse comprando en el extranjero sin por ello ir a la quiebra. Cataluña remite al año esos 8.800 millones de euros en impuestos a la España menos rica. Pero, al tiempo, obtiene de España 24.107 millones en concepto de superávit comercial (el último dato disponible es el referido a 2013). Un negocio redondo si bien se mira. ¿Estoy diciendo que sin los impuestos que los catalanes transfieren a los andaluces con tanto dolor de su corazón esos mismos catalanes no podrían adquirir productos de lujo para su propio consumo en Nueva York, en Londres o en París? Exactamente eso es lo que estoy diciendo. Cada vez que un catalán o un madrileño transfieren un euro de sus impuestos a un andaluz o un extremeño, se están ayudando a sí mismos, a través de su hegemonía en el mercado interno español, para poder seguir internacionalizando su economía y, de paso, financiar su consumo fuera de nuestras fronteras. Y todo gracias al déficit fiscal. ¿Qué le debe Andalucía a Cataluña? Nada.

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