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Galicia, harta de los 'okupas': más del 80% pide cambiar una ley "que les beneficia"

Las inmobiliarias retiran los carteles de "se vende" o "se alquila" para no dar pistas de que los inmuebles están vacíos.

Las inmobiliarias retiran los carteles de "se vende" o "se alquila" para no dar pistas de que los inmuebles están vacíos.
Manifestación de 'okupas' en Santiago | X. CEA / ECG

Una encuesta del Instituto Sondea a instancias de la empresa Securitas Direct, de la que se hace eco La Voz de Galicia, muestra que ocho de cada diez gallegos cree que la legislación actual beneficia más a los okupas que a los propietarios.

El estudio muestra también que el 84,48% de los preguntados en Galicia pide cambiar la ley inmediatamente para dotar a los propietarios de mayor seguridad jurídica y herramientas legales suficientes para desalojar con rapidez a los asaltantes, y el 70,69% afirma estar convencido de que se sentirían desprotegidos legal y policialmente en el caso de que alguien okupara su vivienda –ante la misma situación, en el conjunto de España el porcentaje llegaría a un 81,1%-.

Además, los gallegos (81,9%) se manifiestas en mayor volumen que la media española (74,9%) a favor de llamar a la policía como primera reacción al descubrir que su vivienda ha sido asaltada.

Quitan los carteles de "Se vende" o "Se alquila"

El mismo diario recoge unas declaraciones del presidente de la Asociación de Profesionales Inmobiliarios del Noroeste, Jesús Pazos, quien señala que "cada vez son más los casos en los que nos piden que retiremos los carteles de ‘se vende’ o ‘se alquila’ para no dar pistas de que la vivienda está vacía". "La alarma social es notable por el miedo y la sensación de peligro que existe ante la invasión de propiedades y privadas", añade.

Galicia registra todas las semanas patadas asaltos de segundas viviendas, casas en manos de bancos y hogares de ancianos que han enfermado, fallecido o instalado con familiares o en residencias. La okupación de inmuebles afecta tanto a la propiedad pública como a la privada.

Hace unas semanas, por ejemplo, conocimos el caso de Olalla Villanueva, una joven madre que se enfrentó hace dos semanas a un invasor armado con un destornillador que le gritaba y amenazaba en los pasillos del edificio de Teis donde vive. "Estoy con ansiedad –declaró-, por no decir miedo de que hagan algo. Temo que si salgo por la puerta me vengan por detrás y me acuchillen a mí y a mis hijas".

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