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La incertidumbre política lastra el empleo y el PIB de Cataluña

El ritmo de creación de empleo asalariado en Cataluña baja del 3,9% interanual en verano al 3,4% en noviembre.

El ritmo de creación de empleo asalariado en Cataluña baja del 3,9% interanual en verano al 3,4% en noviembre.

La creación de empleo se ralentiza en noviembre tras un pasado mes de octubre donde sorprendió al alza. Las afiliaciones descienden en 13.000 personas, ligeramente por debajo de lo previsto (descenso estimado de 18.000).

La caída obedece a la estacionalidad propia del mes. Si se aísla el efecto de la estacionalidad, se habrían creado 61.000 afiliaciones más, lo que significa que el empleo sigue creciendo, aunque a un menor ritmo que en octubre. La desaceleración se explica por un menor dinamismo del sector servicios, especialmente del vinculado con la sanidad y la educación, que creció notablemente en octubre.

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La evolución de las afiliaciones también nos pueden ofrecer alguna respuesta sobre el potencial impacto de la actual crisis en Cataluña. En este sentido, el empleo en la provincia de Barcelona y en el resto de la comunidad autónoma crece desde septiembre cada vez menos. Por el contrario, el empleo en Madrid se expande durante estos dos últimos meses más que en septiembre.

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El empleo se ralentiza en Cataluña y si se excluye la aportación del empleo más vinculado con el sector público, como es la sanidad o la educación, dicha ralentización es aún mayor: el empleo entre asalariados ha pasado desde una tasa anual del +3,9% en el verano al +3,4% en noviembre.

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El empleo vinculado con la acción del sector público compensa en parte la peor evolución del sector de servicios de mercado -en especial del comercio y de la hostelería, actividades más vinculadas con el consumo privado-, mientras que la industria manufacturera y la construcción mantienen sus tasas de crecimiento en los últimos meses.

El PIB se desacelera en Cataluña

La coyuntura del mercado laboral apunta que el crecimiento del PIB catalán podría desacelerarse una décima en el cuarto trimestre del año. Una ligera ralentización, lejos, por tanto, de una repentina parada de su economía. En este sentido, siguen sin observarse señales de clara desaceleración en el consumo de las familias, uno de los mayores factores de riesgo en la economía catalana. Aparte de un menor crecimiento de las afiliaciones en el comercio y la hostelería, los malos datos de ventas del comercio minorista de octubre en Cataluña contrastan con un crecimiento de las matriculaciones de turismos en el canal de los particulares.

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En cuanto a la economía española, podría repetir en este cuarto trimestre del año el crecimiento del PIB del +0,8% registrado en el tercero. En esta previsión queda todavía por completar la información del mes diciembre y, además, por efecto del redondeo, dicha tasa podría ser una décima menor.

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En definitiva, la economía catalana ofrece señales de un menor crecimiento, resultado, posiblemente, de la incertidumbre política. Sin embargo, esta ralentización no es lo suficientemente relevante como para impactar de momento en el conjunto de la economía española de manera significativa. Así, noviembre indica cierta ralentización, aunque sobre un muy positivo mes de octubre.

Es más, la información disponible a fecha de hoy apunta que los riesgos sobre las estimaciones del crecimiento de la economía española de cara al próximo año –el consenso del Panel Funcas estima un crecimiento del PIB del +2,6%– serían más al alza que a la baja.

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