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Así es Peter Navarro, el arquitecto de la guerra comercial de Trump

La Casa Blanca confía en su economista de cabecera y continúa con las políticas proteccionistas de sus productos. 

La Casa Blanca confía en su economista de cabecera y continúa con las políticas proteccionistas de sus productos. 
Peter Navarro, asesor economista de Donald Trump | Wikipedia

En los años 90, las ideas librecambistas gozaban de muy buena prensa entre la clase política estadounidense. La firma del NAFTA, un gran pacto comercial entre el país del Tío Sam, México y Canadá, es quizá la mejor demostración del consenso liberal que se respiraba en Washington a la hora de enfocar la globalización.

Pero las cosas han cambiado mucho en los últimos años. El nuevo gobierno de Estados Unidos, encabezado por el magnate Donald Trump,tiene una mirada mucho menos optimista del comercio internacional. Precisamente por eso, la Casa Blanca está impulsando la renegociación de distintos acuerdos comerciales y defendiendo la aplicación de medidas proteccionistas orientadas a reducir la importación de ciertos bienes y servicios.

¿Quién es el arquitecto de esta política comercial? Su nombre es Peter Navarro, es economista y su rol en el gobierno de Trump es cada vez más importante. No en vano, el mandatario republicano le ha nombrado director de la Oficina de Políticas Comerciales e Industriales, una instancia creada ad hoc para que Navarro diseñe la estrategia comercial de la Era Trump.

Pierre Lemieux ha publicado un interesante perfil de Navarro en la revista Regulation. Hablamos de un hombre con estupendas credenciales académicas, puesto que ha completado un doctorado en la universidad de Harvard y ha publicado numerosos libros y estudios. Su salto a la fama vino en los años 80, cuando sacó a la luz su ensayo The Policy Game.

Aquel trabajo criticaba las distorsiones de la economía de mercado generadas por la adopción de políticas intervencionistas. El libro cargaba contra las empresas que buscan favores gubernamentales para esquivar el juego de la competencia. Navarro hablaba entonces del proteccionismo como una receta fracasada que no logra promover el empleo ni aumentar los salarios de los trabajadores.

El discurso de Navarro que ahora rescata Lemieux se fundamentaba, por ejemplo, en el rechazo a los aranceles aprobados por el gigante norteamericano en los años 30. Al respecto, el ahora asesor de Trump defendía en The Policy Game que "los principales perdedores de aquella y de cualquier otra guerra comercial son los consumidores".

Su postura fue evolucionando en los años 90 hacia una visión más escéptica del libre comercio, al menos si entendemos como tal el marco de intercambios existente en la actualidad. Hace diez años, Navarro publica The Coming China Wars, un libro en el que empieza a quedar patente su firme oposición al modelo de relaciones comerciales que hoy mantienen Estados Unidos y China.

Según afirmaba entonces el director de la Oficina de Políticas Comerciales e Industriales, "China es un país totalitario y corrupto que busca construir un imperio. En el plano económico, sus empresas se benefician del apuntalamiento de un sistema de competencia desleal. Las autoridades permiten el robo reiterado de la propiedad intelectual, el pago de salarios por debajo de los umbrales legales, el destrozo sistemático y sin consecuencias del medio ambiente… Además, el régimen brinda apoyo institucional y subsidios orientados a favorecer las ventas al extranjero de estas compañías".

Peter Navarro volvió a tocar el tema unos años después, con la publicación de Manufacturing a Better Future for America. Este ensayo denuncia que el ideal librecambista de Smith, Hume o Ricardo no se puede aplicar a la situación económica actual, puesto que no todos los países participantes en el comercio internacional siguen las prácticas liberales y muchos introducen distorsiones mercantilistas y proteccionistas de manera sistemática.

Lemieux también repasa un libro posterior, titulado Death by China, que llegó a inspirar un documental paralelo. Este trabajo de Navarro, firmado al alimón con Greg Autry, llama a reorientar la política comercial para favorecer a los "verdaderos socios de Estados Unidos", entendiendo como tal a Japón, México, Alemania… y en ningún caso a China.

Esa retórica sigue presente hoy en los informes que publica la oficina institucional que encabeza Navarro. El pasado verano, por ejemplo, dicha instancia criticó abiertamente "el mercantilismo chino", definido como "un sistema injusto, explotador, distorsionador y amenazante". Bajo este prisma, el libre comercio sería el que practican las economías de mercado, mientras que el país asiático merecería el calificativo de "mercantilista" por su combinación de medidas restrictivas de las importaciones con la aprobación de subsidios y ayudas públicas a la exportación.

Preguntado por el portal AXIOS, Navarro ha reconocido que empezó a cambiar su criterio tras la incorporación de China a la Organización Mundial de Comercio, a comienzos del presente siglo. "Me di cuenta de que el libre comercio es incompatible con los intercambios entre países que sí tienen economías de mercado y naciones en las que se anulan los mecanismos del capitalismo y se introducen políticas industriales altamente intervencionistas. Esto provoca externalidades importantes, en forma de deslocalización de fábricas, pérdida de empleos, caída de salarios…", apunta Navarro.

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