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José T. Raga

Un ultraje al buen juicio

Vivir por encima de las posibilidades es apostar por la quiebra. Ha sido siempre el itinerario de las economías marxistas.

En efecto, una ofensa al buen juicio que no queda ahí. Tendrá consecuencias visibles que no se harán esperar, pero también otras más tardías que necesitaremos generaciones para superar.

Lo que tardamos en demoler la vieja idea que existía en Europa de que España era un país de vagos, de siesta, de folklore y fiestas abundantes, se nos hará corto cuando lo comparemos con el tiempo que nos costará salir del mito español que se está fraguando. Un mito fundamentado en el sainete al que estamos asistiendo entre los dimes y diretes de quienes nos gobiernan –es un decir– y quienes les apoyan en la conformación de los Presupuestos Generales de Estado para 2019, a dos meses de finalizar el año.

Unos, de los innumerables dignatarios –ya empezamos mal por lo de innumerables–, con representación o sin ella, enredan con reuniones, en prisión o fuera de ella, diciendo lo que no han dicho y acordando lo que tampoco han acordado. Otros comparecen ante los medios para desdecirse de lo que dijeron ayer, cargando la responsabilidad de lo dicho o pretendido decir sobre algún colega de Gabinete, además de alumbrar nuevos proyectos que mañana nunca habrán mencionado.

De momento, alguien dice que no importa la discusión; hay que mandarlos como le gusta a Bruselas, y después, con no cumplirlos todo terminado. La genial idea se publica en todos los medios, por lo que a Bruselas se le facilita el trabajo.

No sé cómo lo verán ustedes, queridos lectores, pero España y los españoles no nos merecemos esto. ¿Volvemos a ser aquel país de pandereta? Si no, poco le faltará. La propia ministra de Hacienda ya tiene un buen currículo de incumplimientos presupuestarios en la Junta de Andalucía que, por lo que se ve, trata de llevar al Estado.

Los Presupuestos Generales del Estado dejaron de ser una simple cuenta de ingresos y gastos para, después de la revolución keynesiana, convertirse en la herramienta fundamental de política económica de una nación. De aquí que en los países responsables la presentación de los PGE al Parlamento constituya el acto más solemne y de mayor interés de cuantos se celebran ante las cámaras representativas, tanto para sus miembros como para la población en general.

¿Vuelve España a ser diferente? Spain is different! Este fue el slogan que el ministro Fraga difundió, en 1960, para transmitir la imagen de que en España se podía vivir mejor, disfrutar más y de más variados disfrutes. ¿Sigue siendo España diferente, para disfrutar más o para sufrir más las inclemencias políticas y económicas? Sobre todo las primeras, pues las segundas suelen derivar de las primeras.

Aunque no existiera Bruselas, la solución responsable sería la misma. Vivir por encima de las posibilidades es apostar por la quiebra. Ha sido siempre el itinerario de las economías marxistas. Los ejemplos –siglos XX y XXI– son más que evidentes.

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