Si la bolsa nos dice algo sobre el sentimiento económico de un país, parece evidente que el camino que recorren México y Brasil no puede ser más distinto. Y es que, a raíz de los triunfos electorales de Andrés Manuel López Obrador y Jair Bolsonaro, los mercados de ambos países han experimentado una evolución muy diferenciada.
Vayamos primero al Índice de Precios y Cotizaciones del país mexicano. A comienzos de año, el selectivo rondaba los 50.000 puntos. Estos niveles empezaron a caer conforme se acercaban las elecciones presidenciales, descendiendo hasta los 45.000 tras conocerse el resultado de los comicios que eligieron al sucesor de Enrique Peña Nieto.
Los meses de verano estuvieron marcados por una cierta mejora de las expectativas. No en vano, el mandatario saliente fue capaz de alcanzar un acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá que pone fin a las tensiones desatadas tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Por momentos, el Índice de Precios y Cotizaciones corregía las pérdidas registradas tras el triunfo de Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, la evolución del selectivo ha sido más que preocupante desde entonces. En los meses de octubre y noviembre, la capitalización de la bolsa mexicana ha caído casi un 20%, hasta el punto de que el nuevo umbral de referencia para los inversores del país son los 40.000 puntos. Se trata de las cifras más bajas en un lustro, pero lo que resulta especialmente preocupante es lo acelerado que ha sido el descenso una vez se ha producido el relevo presidencial.
Esa hostilidad de los inversores hacia el México de López Obrador choca con la buena acogida que está teniendo Jair Bolsonaro en los índices bursátiles de Brasil, el país que comenzará a gobernar dentro de un mes. La cotización del índice BOVESPA ronda ya los 90.000 puntos, un máximo histórico que certifica el punto de inflexión que ha supuesto la derrota del Partido de los Trabajadores de Lula da Silva y Dilma Rousseff.
A comienzos de verano, el BOVESPA cotizaba en torno a los 70.000 puntos. En septiembre, con las encuestas dando por descontado el triunfo de Bolsonaro, este indicador había subido hasta llegar a los 75.000 puntos. Pero la escalada final llegó entre octubre y noviembre, coincidiendo con los comicios presidenciales que auparon al nuevo mandatario. En paralelo con su victoria, los mercados han subido hasta rozar los 90.000 puntos.
Se abre, pues, una etapa muy distinta en dos de las economías más grandes del continente. López Obrador ha moderado el mensaje anticapitalista con el que asustó a los inversores hace más de una década, pero el miedo a sus políticas sigue siendo una realidad incómoda para el nuevo gobierno mexicano. Sin embargo, en Brasil vemos que las fuertes críticas que la prensa occidental ha dedicado a Bolsonaro no se han traducido en un deterioro del desempeño de los mercados cariocas, sino todo lo contrario.