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Sánchez, a contracorriente: así baja el Impuesto de Sociedades en los países de la OCDE

El plan presupuestario del gabinete socialista contempla un tipo general del 25% para las grandes empresas. 

El plan presupuestario del gabinete socialista contempla un tipo general del 25% para las grandes empresas. 
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno

El gobierno de España tiene claro que el Impuesto de Sociedades debe aumentar su tipo efectivo. Desde antes incluso de llegar a La Moncloa, Pedro Sánchez ha insistido en que el gravamen sobre los beneficios empresariales debe ser revisado al alza para endurecer sus condiciones y aumentar sus rendimientos totales.

De cara a 2019, el plan presupuestario del gabinete socialista contempla un tipo general del 25% para las grandes empresas y un tramo reducido del 23% para las pymes. Estos porcentajes se sitúan lejos del promedio registrado en las economías de nuestro entorno. Peor aún, su evolución creciente choca con la tendencia internacional, que apunta hacia una progresiva reducción de este gravamen.

Según revela un informe elaborado por la Tax Foundation de Estados Unidos y divulgado en España por Foro Regulación Inteligente, el tipo medio en el Impuesto de Sociedades es del 18% en las economías europeas, del 21,7% en los países miembros de la UE y del 23,7% en el grupo de naciones desarrolladas que conforma la OCDE.

Incluso si tomamos como referencia las 208 jurisdicciones fiscales que ha estudiado la Tax Foundation a lo largo y ancho del globo, descubrimos que España está mal posesionada. Y es que el tramo general del 25% supera en dos puntos el tipo medio internacional, situado en el 23% según las cuentas del prestigioso think tank estadounidense.

De las más de doscientas jurisdicciones analizadas, ciento veinticinco aplican un tipo inferior al 25% exigido en España. Por el contrario, hay medio centenar de países en una situación similar a la nuestra, mientras que menos de una treintena de naciones apuesta por gravámenes superiores al 30%. A nivel global, el tipo medio era del 40% en 1980, pero descendió hasta el 23% durante los últimos años, gracias a la intensa competencia tributaria que se ha desatado entre países de impuestos altos y jurisdicciones con tributos más reducidos.

Los tipos más altos y bajos

A nivel global, Emiratos Árabes Unidos mantiene un tramo de referencia del 55%. Comoros, con un 50%, y Puerto Rico, con un 39%, completan el podio de la vergüenza, con los tipos más altos del mundo en el Impuesto de Sociedades. No anda lejos Malta, que impone una retención del 35% sobre los beneficios empresariales. También nos topamos con numerosas economías africanas dentro de este grupo: Chad, Congo, Guinea Ecuatorial, Sudán, Zambia… también aplican un 35%. Pero el top veinte también incluye a Francia, Brasil o Venezuela, que se mueven en el entorno del 34%. De cara a 2019, el presidente galo Emmanuel Macron y el nuevo mandatario carioca Jair Bolsonaro han comunicado su intención de rebajar el tipo aplicado en el Impuesto de Sociedades, de modo que Francia y Brasil podrían mejorar su situación durante el próximo curso.

Si los anteriores países son los infiernos fiscales por excelencia, ¿cuáles son las jurisdicciones que menos impuestos cobran a las empresas? Chile, Irlanda y Liechtenstein imponen un gravamen del 12,5%; mientras que Moldavia aplica un 12%. Empatados en el 10% aparecen Andorra, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, o Macedonia. Con un punto menos, nos encontramos con el 9% de Hungría y Montenegro. Eso sí: la palma se la llevan el 8% de Turkmenistán y el 7,5% de Uzbekistán.

Vale la pena apuntar, eso sí, que hay países en los que el tratamiento es aún mejor, puesto que no existe un impuesto sobre los beneficios empresariales. Es el caso de Bahamas, Bahréin, Bermudas, Islas Caimán, Islas Vírgenes o las Islas del Canal. En este caso no hay ningún tipo de retención sobre las ganancias corporativas, si bien estos paraísos fiscales aplican otras tasas por inicio de actividad o ventas.

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