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El riesgo de recesión en EEUU aumenta en plena guerra comercial

La expansión norteamericana empieza a mostrar señales de alerta. La guerra comercial con China pasa factura.

La expansión norteamericana empieza a mostrar señales de alerta. La guerra comercial con China pasa factura.

La guerra comercial entre EEUU y China afecta, de uno u otro modo, a la economía mundial. El Fondo Monetario Internacional (FMI), por ejemplo, estima que tales tensiones acabarán restando 0,5 puntos al crecimiento global entre 2019 y 2020, equivalente a unos 400.000 millones de euros. Y entre los mayores damnificados están los propios protagonistas de la contienda. Así, todo apunta a que continuará la ralentización del gigante asiático, mientras que EEUU empieza a registrar las primeras señales de alerta a nivel económico.

Tanto es así que la Reserva Federal (Fed) avanza nuevas rebajas de tipos, tras años de graduales subidas, para tratar de hacer frente a posibles turbulencias derivadas de dicha pugna. Por el momento, el último Libro Beige de la Fed, que proporciona una evaluación de la economía estadounidense con información recopilada antes del pasado 24 de mayo, alerta sobre una posible ralentización del PIB.

En concreto, varias regiones advierten de que ya están notando "signos de actividad más lenta", así como un mayor clima de incertidumbre por parte de empresarios, sindicatos y representantes de la sociedad civil. Tanto la actividad económica como la creación de empleo avanzan, pero a un ritmo "modesto", según el informe de la Fed. Además, la guerra comercial se está traduciendo en un alza de precios en ciertos bienes y servicios, evidenciando así que los aranceles impuestos por el Gobierno de Donald Trump a productos chinos los están pagando, en última instancia, los consumidores norteamericanos.

Por un lado, la actividad manufacturera (PMI) acaba de caer a mínimos de septiembre de 2009, mientras que la creación de empleo ha registrado en mayo la menor expansión en nueve años, desde que EEUU inició la senda de la recuperación.

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¿Simples señales coyunturales o algo más? Según el último informe sobre la economía estadounidense elaborado por UFM Market Trends, la pregunta ya no es si habrá crisis, sino cuándo. "Un número creciente de señales de advertencia están apareciendo en EEUU", añade. Este grupo de analistas afirma que la primera potencia mundial se encuentra en los últimos coletazos del ciclo expansivo, hasta el punto de avanzar que el escenario de recesión es "muy probable en 2020 ó 2021", tal y como indican varios factores, desde un crecimiento débil, teniendo en cuenta el fuerte aumento del déficit público, a un sector corporativo sobre-apalancado, "burbuja en el mercado de valores" o una débil demanda en sectores cíclicos como vivienda y automóviles.

Los índices de gestión de compras, que revelan las expectativas de producción, registran una notable desaceleración desde finales de 2018.

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Pero la principal señal de alerta es que la denominada "curva de rendimiento" se ha invertido, "lo que indica que una recesión es inevitable", según este estudio. Lo lógico es que la rentabilidad de la deuda pública a largo plazo (10 años) sea muy superior a la de corto plazo (3 meses) debido al mayor plazo temporal, de modo que si el diferencial entre ambas se estrecha o llega a invertirse es una señal clara de frenazo económico.

"La curva de rendimiento ha pronosticado todas las recesiones en EEUU desde 1950. El tiempo que transcurre entre una inversión de la curva de rendimiento y una recesión ha estado entre 9 y 15 meses. Según nuestras propias estimaciones, cuando el spread de la curva de rendimientos (10Y-3M) es inferior a 100 puntos básicos se desarrolla una recesión en 16 meses", añade. Este diferencia cayó por debajo de los 100 puntos en junio de 2018, de modo que "estamos acercándonos gradualmente a una recesión económica".

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A todo ello se suma, además, una peor situación fiscal, ya que, por un lado, la deuda pública supera los 22 billones de dólares, un nuevo récord histórico, hasta alcanzar el 105% del PIB a cierre de 2018, mientras que el déficit se ha disparado hasta el 5% del PIB, debido al descenso de la recaudación fruto de la rebaja fiscal de Trump y el mantenimiento del nivel de gasto público. "La trayectoria fiscal actual de los Estados Unidos es insostenible y requerirá recortes de gastos, especialmente si los ingresos fiscales disminuyen (debido a un deterioro en el crecimiento económico) y aumenta el gasto", añade esta entidad.

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