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Sánchez pasea en Falcon mientras Ábalos estudia restringir el avión en rutas conectadas por AVE

Fomento está estudiando la posibilidad de restringir el tráfico aéreo entre ciudades conectadas por las líneas de alta velocidad ferroviaria.

Fomento está estudiando la posibilidad de restringir el tráfico aéreo entre ciudades conectadas por las líneas de alta velocidad ferroviaria.
Pedro Sánchez, en el avión presidencial. | La Moncloa

A mediados del siglo pasado, el español medio tenía un ingreso de apenas 3.000 dólares. En aquella economía poco desarrollada, las emisiones de CO2 por habitante ascendían a 1,61 toneladas métricas. Hoy, la renta media ronda los 33.000 dólares, mientras que las emisiones de CO2 equivalen a 5,02 toneladas métricas por persona.

Una simple comparativa entre ambos periodos históricos parece revelar una correlación entre el crecimiento económico y las emisiones de CO2. Sin embargo, cuando estudiamos la evolución histórica de ambas variables podemos comprobar que el pico de las emisiones de dióxido de carbono se alcanzó en 2005, cuando la ratio por habitante era de 8,1 toneladas métricas. Desde entonces, este indicador ha bajado de forma progresiva, hasta situarse en las 5,02 toneladas métricas por persona.

Por tanto, el salto al desarrollo sí generó una intensificación de las emisiones, pero la curva empezó a invertirse una vez España se consolidó como una economía desarrollada. Así, el año pasado vimos que las emisiones de CO2 generadas por la energía bajaron un 3,2% en España, a pesar de que el crecimiento del PIB fue del 2,5%.

La historia de España se repite en toda la UE-28. Según datos ofrecidos por Eurostat, las emisiones de gases invernadero son hoy un 22% menores que en 1990. Con el paso del tiempo, el Viejo Continente consolida un modelo económico más sostenible, más eficiente y menos contaminante. Pero los avances de las últimas décadas no parecen ser suficientes y, según ha avanzado Vózpopuli, el ministerio de Fomento está estudiando la posibilidad de restringir el tráfico aéreo entre ciudades conectadas por las líneas de alta velocidad ferroviaria.

Algunos de los trayectos que podrían verse afectados incluyen el puente Madrid-Barcelona, la conexión de la capital con Sevilla, Málaga y Granada o los enlaces ferroviarios que salen de Atocha con destino a Valencia y Alicante. En avión, estos desplazamientos se completan en poco más de 60 minutos y suponen emisiones de entre 45 y 75 kilogramos por viajero. Realizar en tren esos mismos trayectos implica alrededor de dos horas y media de tiempo y acarrea entre 5 y 10 kilogramos por persona.

Mercado e innovación o prohibición y restricción

En los últimos años, las críticas de la izquierda política europea a la industria aérea se han intensificado con fuerza. Todo ello a pesar de que la eficiencia de los aviones a la hora de procesar combustible ha aumentado de forma espectacular durante las últimas décadas, hasta el punto de que el consumo de carburante de un Boeing 787 o un Airbus 350 resulta entre cuatro y seis veces menor de los niveles registrados en los años 60.

Estos progresos pueden ir a más si se adoptan medidas como el cielo único europeo, que pretende reducir la fragmentación del control aéreo y agilizar las rutas de forma drástica. La industria estima que una propuesta de armonización permitiría recortar las emisiones contaminantes de los aviones más de un 10%, además de acortar los tiempos de vuelo y reducir los costes de viajar.

Sin embargo, la postura del gobierno español replica actitudes observadas en otras latitudes europeas donde distintas fuerzas de izquierda abogan por este tipo de restricciones. Quizá el ejemplo más notable lo tenemos en Suecia, donde se ha acuñado el término "flygskam" para referirse a la "vergüenza" que sienten algunas personas por emplear el avión en vez de otros medios de transporte. El término opuesto sería el "tagskryt", algo así como el "orgullo" del viajero ferroviario.

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