El crecimiento del mezcal está siendo un gran respiro para los pequeños agricultores mexicanos, que ven en la elaboración de este licor una gran manera de obtener ingresos. El consumo ha crecido de manera exponencial en los últimos quince años. En 2003 las exportaciones de mezcal fueron de 740.000 litros, mientras que en 2018 llegó a los 7,12 millones de litros. Junto con el tequila, los dos licores representan el 22% del negocio de las bebidas alcohólicas mexicanas, muy por detrás del 74% de la industria cervecera del país.
Solo en 2018 la industria del tequila y del mezcal creó 6.000 nuevos empleos en México con un salario medio mensual de casi 900 euros. Una cantidad bastante considerable teniendo en cuenta que el salario medio en el país es de 449 euros mensuales.
Una bebida de moda en el mundo
Este licor mexicano ha sido un desconocido para la mayoría hasta hace algo menos de dos años. Se trata de una bebida alcohólica elaborada con agave silvestre, difícil de encontrar si no se desarrollan plantaciones específicas. Pero más allá de eso, se trata de una bebida antigua con gran tradición en México. De hecho, una de las leyendas cuenta que la diosa azteca de la fertilidad, Mayáhuel, que fue divinizada en una zona de producción de pulque (bebida fermentada tradicional de México, cuyo origen es prehispánico).
Sin embargo, su expansión por el mundo está siendo lenta. Hasta bien entrada la década d ellos 90 no había ninguna marca que comercializara el licor, la producían los maestros mezcaleros de cada pueblo o territorio. Sin embargo, poco a poco ha ido internacionalizándose, aunque sus ventas no son muy comunes. En España el acceso al mezcal sigue siendo difícil y el precio de cada botella es superior a los 20 euros.
Lo caracteriza y diferencia al mezcal, es que se elabora al vapor en un horno en lugar de asarse bajo tierra, de modo que no tiene el toque ahumado. Además, el único ingrediente es el agave, a diferencia del tequila que lleva otras plantas.
La parte más importante del mezcal, para los mexicanos, es que está consiguiendo sacar de la extrema pobreza a pequeños agricultores y maestros mezcaleros. Con la expansión de esta moda, las marcas demandan cada vez plantaciones de agave bien gestionadas y maestros que puedan elaborar esta bebida de forma masiva.