Menú
José T. Raga

Los costes del mentir

La mentira tiene un periplo muy corto y además muy estrecho.

Sí, señor presidente, y usted debería haberlo sabido. La mentira tiene un periplo muy corto y además muy estrecho. El mentiroso, si tiene fortuna, podrá conseguir engañar a muchos por un instante, o bien hacer lo propio con unos pocos durante un plazo mayor. Lo que no podrá es engañar siempre a todos.

La Historia, que en ocasiones resultará objetiva, aunque quizá cruel, valorará a su Gobierno como el de mayor capacidad para mentir, incluso sobre hechos que resultaban incontrovertibles a todas luces.

Ya sé que las excusas de un presidente abundan en que no se puede saber de todo. Pero, antes de seguir adelante, anticipo que equivocarse y mentir son dos actitudes humanas que sólo tienen en común que lo que se dice no coincide con la verdad. Mentir, sin embargo, añade una particularidad, la voluntad de engañar, que no se da en la equivocación, y por eso a ésta sigue naturalmente la enmienda.

Por ello, dado que, por lo visto, un presidente sólo puede saber de nada, es por lo que tiene la facultad de nombrar colaboradores en las tareas de gobierno –ministros y equipos de asesores, cada vez más numerosos y mejor pagados– que le informen de lo que ocurre y de su trascendencia, en ocasiones también de posibles soluciones, para que no ande como lo haría un invidente sin bastón ni acompañante.

¿O es que ese ministro, para poder seguir siéndolo –por lo visto, les gusta mucho– tiene también que mentirle a usted para halagarle el oído y afianzar su puesto? Y en esa relación entre usted y los suyos, ¿dónde están España y el interés general de los españoles? Hoy, los más pensamos que usted y sus ministros mienten habitualmente con el propósito de engañarnos.

Por activa y por pasiva, se oyeron voces muy diversas advirtiendo de que estábamos entrando en un escenario de enfriamiento que conduciría, salvo medidas contundentes, a una recesión económica.

Usted y los suyos se opusieron a voces de tan alta cualificación como el Banco de España, el Fondo Monetario Internacional, la OCDE, la propia Comisión Europea, para dar por supuesto que, como dijo un predecesor suyo, estamos en la Champions.

Pero llegan unas elecciones generales y con sus sonrisas pretenden demostrar que nada ocurre y que su gobernar es el único que garantiza el bien de España y de los españoles.

No obstante, y aquí está el coste más visible, mentir significa desacreditarse en la verdad. Usted y los suyos deben de estar palpando que nadie o casi nadie les cree, y que la forma de conseguir votos es comprarlos mediante el despilfarro directo de recursos públicos y promesas que bien saben no podrán cumplirse.

¿No sería mejor alinearse con la verdad?

En Libre Mercado

    0
    comentarios