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Hacienda y el adoctrinamiento en colegios: una niña gana un concurso con una 'oda al IVA'

El fisco se cuela en las aulas con el Programa de Educación Cívico-Tributaria en el que imparten charlas de corte moralista.

El fisco se cuela en las aulas con el Programa de Educación Cívico-Tributaria en el que imparten charlas de corte moralista.
El director de la Agencia Tributaria, Jesús Gascón, con los niños premiados del concurso de Hacienda | Agencia Tributaria

Una alumna de Sexto de Primaria del colegio Illa Verde de Lugo ha sido la ganadora del premio de redacción para escolares que ha organizado la Agencia Tributaria. Elena Páez recogió su premio en Madrid de la mano del director del fisco, Jesús Gascón, y de la delegada especial de la AEAT en Galicia, Imelda Capote.

La niña veneró en su redacción el Impuesto de Valor Añadido (IVA). Un asunto que le preocupaba puesto que no entendía bien el significado de las siglas en las facturas y tickets de sus padres, según escribió. Finalmente, gracias a las charlas impartidas por dos funcionarios de Hacienda en su colegio, "entendió lo que significaba" y así lo refleja en el texto premiado:

"Nos contaron que la Agencia Tributaria tenía una página web llamada AEAT, en la que hay juegos para niños de nuestra edad..."; y continúa "siempre que voy con mi madre o con mi padre a comprar algo me aseguro de pagar el IVA correctamente y de que nunca pregunten: ¿con IVA o sin IVA? Ahora vivo junto a un gran amigo llamado IVA del que nunca me separaré".

La convocatoria de redacción en España responde al Programa de Educación Cívico-Tributaria que ha puesto en marcha el fisco y se imparte a los alumnos de Primaria, Secundaria y Bachillerato de toda España.


Moralizar en los impuestos

Desgranando los ejercicios que proponen los agentes de Hacienda y el temario que compone esta nueva "asignatura", se llega a entender cómo una niña de 11 años puede terminar idolatrando un impuesto. El glosario contiene ejercicios, exámenes, debates y tesis que parten de las doctrinas social-comunistas. Ejemplo de ello es el siguiente ejercicio dirigido a los menores de Secundaria:

"Con cuatro o cinco compañeros de clase realizad una encuesta en la que se pregunte si preferirían pagar menos impuestos a cambio de tener menos servicios públicos y, en este caso, a qué servicios se estaría dispuesto a renunciar. También se preguntará si, por el contrario, no les importaría pagar más para tener más servicios. Analizad después los resultados y haced un resumen escrito".

El Programa Cívico-Tributario da por sentado los dogmas socialistas: bajada de impuestos, menos ingresos, menos servicios. No cabe otra opción para los niños con este planteamiento. Este argumento falaz ha sido refutado una y mil veces por economistas liberales como Arthur Laffer. A través de la teoría de la curva de Laffer se demostró que el incremento de los tipos impositivos no siempre conlleva un aumento de la recaudación fiscal. De hecho, expertos como Daniel LaCalle o Juan Ramón Rallo han explicado con ejemplos fehacientes que la bajada de impuestos provoca un aumento de la recaudación: bajan los precios, aumenta el consumo y la capacidad y el número de contribuyentes para hacer frente a esos impuestos. Una realidad empírica que niegan continuamente desde los sectores políticos de izquierda.

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Portada del Programa Educación Cívico-Tributario

El adoctrinamiento de Hacienda prosigue y se vuelve más agresivo conforme avanza el temario. Presenta al Estado como un ente benefactor con el que hay que cumplir sí o sí. Sacrifica al individuo y su capacidad de gestionar su economía y ahorros en aras del bien común. Indica en sus pesquisas la obligación moral que tienen los niños y sus padres de cumplir con el fisco porque si no la gente no tendría los servicios públicos:

"En una sociedad de libre mercado como la nuestra se producen desigualdades que el mercado por sí mismo no resuelve y, por ello, la Constitución prevé la intervención del Estado, en su dimensión social, para tratar de corregirlas", cita uno de los párrafos del programa tributario".

Este capítulo de Hacienda conduce al razonamiento siguiente: el Estado es el único que puede ofrecerte un médico o una escuela, el libre mercado no. La AEAT fulmina de un plumazo el altruismo privado como fundaciones o asociaciones que se nutren de sus socios y realizan labores caritativas. Tampoco se tiene en cuenta los servicios privados sanitarios que ofrecen las empresas y de los que muchos funcionarios disponen. (El 95% de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado elige la sanidad privada ya que se les propone esa opción subvencionada).

¿Señalamiento a los padres?

La culpa, la culpa, la gran culpa. A través de juegos, murales, piezas audiovisuales y debates, Hacienda insiste en el desmoronamiento social si "los padres de los alumnos no pagan impuestos". Hoja tras hojas pintan un panorama apocalíptico que hace pensar al niño (y a cualquiera) que si un día su padre pide una factura sin IVA, un niño se quedará sin comer.

"Porque, ¿qué te parecería si no hubiera colegios públicos ni hospitales ni bomberos ni policías, ni pensiones?", se cuestiona a los menores dentro del Programa de Hacienda. Además, se relaciona de forma directa "el hambre en el mundo" con el hecho de no tener Agencia Tributaria:

"¿Sabes que más de 1.000 millones de personas no tienen acceso adecuado a agua potable y saneamiento y que 3.000.000 de personas mueren cada año por enfermedades vinculadas al consumo de agua contaminada, según datos de la ONU?"

Y resuelven: "Para ello están los impuestos, que son unas cantidades de dinero que tienen que pagar los ciudadanos, obligados por ley, para que el Estado, las Comunidades autónomas y los Ayuntamientos dispongan de los recursos suficientes con los que pagar los gastos públicos".

Dado la gravedad del asunto, ¿qué adolescente permitiría ver que su padre no paga algún impuesto? De este modo, la Agencia Tributaria realiza propuestas en las clases de este tipo: "En grupo, pensad cinco preguntas para hacer a vuestros padres sobre los impuestos y los gastos públicos. Comentad entre vosotros las respuestas y resumidlas en un folio".

También incita al alumnado a que sean poco menos que un ejército de soldados del Estado vigilantes del bien social dentro del seno familiar: "Haz una carta de reproche a una persona que utiliza distintos servicios públicos y que luego no paga sus impuestos. Argumenta, pero no insultes", plantea otro de los ejercicios.

Conciencia fiscal

Ya en el apartado de exposiciones del profesorado se recuerda que existe un "déficit de conciencia fiscal". Y el objetivo a cumplir es "tratar de favorecer la igualdad de oportunidades entre todos los ciudadanos, con independencia de las situaciones individuales de partida". Se da por sentado que el colectivo está por encima de las necesidades del individuo, por ello, parte del dinero generado debe ser gestionado por un tercero, (políticos, funcionarios). Se omite y olvidan las malversaciones, derroches, pérdidas económicas, robos, fraudes, corrupción y gastos que no "consumiremos".

De nuevo, Hacienda da por hecho que los gestores harán buen uso del dinero ajeno. En ninguna parte del temario se reflexiona ni se realiza un pensamiento crítico acerca de las bondades estatales presupuestas. Tampoco se analizan los daños en las clases medias que acarrea la mentalidad social-comunista que asfixia a los trabajadores cuando suben impuestos. No se examina en ninguna frase si realmente se debe subvencionar la cultura. ¿No pueden los estudiantes organizar su propio concierto de música o una fiesta privada?

Ni mucho menos se encuentra en los textos el nepotismo, tráfico de influencias, prevaricación y, en definitiva, los privilegios y favoritismos a personajes, políticos, sectores o empresas "amigas" por parte del partido que esté en el poder. Se fulmina la capacidad solidaria de un grupo de vecinos en el barrio, su actitud organizativa en una urbanización privada, (jardineros, seguridad…), o la filantropía de un empresario que construye escuelas y dona máquinas del cáncer para ayudar a los enfermos. Tampoco se habla del engorde de un Estado ya elefantiásico y sobredimensionado en España. Pero qué más da. "Invita" el contribuyente.

Nada de ello se encuentra en el Programa de Educación Cívico-Tributaria que mucho tiene de tributaria y poco de cívica.

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