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José T. Raga

"Pues tiempo al tiempo"

Estamos en los inicios del desastre, y muchos prefieren cerrar los ojos para no verlo, o para que no conste que lo han visto.

Sí, porque estamos en los inicios del desastre, y muchos prefieren cerrar los ojos para no verlo, o para que no conste que lo han visto. El fariseísmo del pueblo español, más cuando se juega algo, parece no tener límites.

El empresariado real, es decir, aquel que batalla cada día para ver cómo sobrevivir en mercados tan competitivos y cómo habérselas con Gobiernos tan necios, es el que ennoblece la actividad empresarial, avalada por la creación de riqueza, puestos de trabajo y salarios, el pago de impuestos, etc.

Sin embargo, se ven representados por el que podríamos llamar empresariado oficial, el aparece en las centrales empresariales, muy distante del anterior; conforma un a modo de cortesanos del poder que ríen las gracias de éste, guardándose sus malos humores para no poner en peligro los favores que esperan.

Por muchos y graves que sean los signos amenazantes, no pierden la compostura en esa pleitesía permanente, para que el verdugo tenga fácil su tarea. Son lo que la sociedad califica como positivos y contemporizadores, viendo el lado bueno de las cosas, aunque no exista.

En ocasiones tienen la osadía de aconsejar, al poder que les odia, sobre lo que debería hacer una Administración eficaz, con una bonhomía tal que cualquiera pensará, con razón, que no se puede ser más feliz.

El presidente de la CEOE lleva días argumentando que la ministra Calviño debería tener más poder para la gestión económica. Reconozco que esto es muy español. Aunque siempre he pensado que lo mejor sería que tuvieran menos poder, molestando menos. Que la economía vaya bien depende más de los verdaderos empresarios que de los favores del Gobierno.

Pero de todos modos, ¿es que no se han enterado de que el Gobierno actual se basa en que sólo haya un poder, el del presidente? Recuerden, muchas voces pero una sola palabra, dijo el vicepresidente. ¿Puede un Gobierno tener veinte fuentes de poder? ¡Sería un absoluto caos!

Pero no menos me ha sorprendido el señor presidente de la patronal catalana Foment del Treball Nacional, integrante de la CEOE. Desde hace tiempo viene mostrando su temple, su serenidad para analizar con perspectiva los procesos políticos, económicos y sociales en Cataluña, no en balde preside una institución de referencia en aquellas tierras. Los problemas se solucionan con diálogo, suele apostillar sus frecuentes análisis, con un tono cuasi angelical.

Sin embargo, hace algo más de una semana salió de él algo inesperado, al menos por mí: ante la Asamblea General de la entidad exclamó, en modo menos angelical: "Es insoportable. ¡Basta!". Así calificaba la Ley de Acompañamiento a los Presupuestos de la Generalidad para 2020.

Pues, espere, señor presidente; dé tiempo al tiempo, porque apenas están empezando. El problema no son los muchos impuestos, sino el mucho gasto, del que, al parecer, nadie dice nada, porque dejaría de ser tan correcto y tan querido.

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