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EDITORIAL

'Armonizar' para convertir el Madrid de Ayuso en la Andalucía de Montero

Montero puede acabar convirtiendo España en el corrupto erial caciquil que fue Andalucía bajo el yugo socialista.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ya no esconde su voracidad recaudatoria y ha comenzado a preparar las subidas de los impuestos autonómicos que tanto tiempo lleva tramando.

El anuncio se produjo la semana pasada, cuando Montero reveló que el Gobierno propondrá "armonizar" los impuestos cedidos a las CCAA dentro de su reforma de la financiación autonómica. Quien fuera pésima consejera de la nefasta Susana Díaz en la Junta de Andalucía pretende tener estructurado su plan en noviembre.

Armonizar no es más que un eufemismo para obligar a subir la fiscalidad en las regiones con impuestos bajos, como Madrid, no por casualidad el más dinámico motor económico del país, junto con una Andalucía que lucha por dejar atrás los calamitosos tiempos del régimen socialista que, de la mano de gente como Montero, la condenó a soportar los peores índices socioeconómicos ya no de España sino de Europa. Patrimonio, Sucesiones y el tramo autonómico del IRPF son algunos de los tributos que tienen los socialcomunistas miserabilizadores en el punto de mira.

En los últimos días, Montero ha recrudecido sus ataques a la Comunidad de Madrid. La bochornosa demagoga no ha escatimado en falacias, insultos y falsedades para justificar el sablazo fiscal que se trae entre manos. En un mismo discurso en el Congreso, la irresponsable ministra de Hacienda acusó al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso de "deslealtad tributaria", de "ejercer dumping fiscal" y hasta de "obligar" a las demás regiones del PP a bajar impuestos. Por supuesto, las cosas no son como cuenta la ministra mentirosa. Andalucía ha dado un giro radical en su política tributaria para salir de la corrupta ruina en que le sumió la banda de Díaz y Montero. Y, por cierto, ya está cosechando los frutos: ha experimentado el milagro Laffer en sus cifras de recaudación, que se han disparado en 550 millones de euros en el último año, en precisa coincidencia con las rebajas fiscales acometidas por el Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla.

Bajar impuestos mejora la actividad económica y el empleo en cualquier territorio, y es sinónimo de prosperidad y libertad. No hace falta que nadie te obligue a ello: es pura lógica económica, que escuece sobremanera a la izquierda liberticida.

Acusar a Madrid de no ser solidaria cuando es la región que más aporta al Fondo de Garantía de los Servicios Públicos Fundamentales, con casi el 70% del total, no es que sea falso: es que es una infamia, muy propia por desgracia de personajes como Montero. La acusación es aún más sangrante si se tiene en cuenta que la región de Ayuso sólo recibe el 22,3% de lo que recauda.

Que desde el Gobierno central hablen de competencia desleal, cuando las CCAA socialistas podrían bajar impuestos perfectamente –y no lo hacen porque prefieren achicharrarse en sus infiernos fiscales–, es de no creer si no supiéramos que se trata de un Gobierno instalado en la desfachatez y la desvergüenza. Un Gobierno, además, sin escrúpulos y muy cobarde, de ahí que deje fuera de su armonización el régimen foral.

Las mentiras de Montero tienen el siniestro objetivo de dinamitar el éxito económico de comunidades como la madrileña. María Jesús Montero es un peligro por fanática y por incompetente, y si se la deja campar a sus anchas puede acabar convirtiendo España en el corrupto erial caciquil que fue Andalucía durante los 40 años en que estuvo sometida a la cleptocracia socialista en la que tan bien le fue a la insufrible ministra.

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