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Sin experiencia, de Madrid y de la hostelería: en España sí quieren trabajar en el campo

Los responsables de las explotaciones clamaron por la necesidad de incorporar a las cosechas a los parados o a los inmigrantes

Los responsables de las explotaciones clamaron por la necesidad de incorporar a las cosechas a los parados o a los inmigrantes
Un agricultor de La Mojonera (Almería) trabaja en la finca familiar | EFE

El coronavirus ha amenazado con dejar desierto el campo, pero no de cultivos, sino de trabajadores. Durante la pandemia, la agricultura ha seguido operando a pleno rendimiento, aunque el inicio de campañas importantes y propias de esta época —como la de la fruta de hueso— han evidenciado una falta de mano de obra tan grave, que podría mandar al traste las cosechas. El sector avisó de que no había trabajadores suficientes para la recolección y de que el producto podría quedase sin recoger. El cierre de fronteras hizo que fuera imposible traer empleados de países como Bulgaria, Rumanía o Marruecos, que son los que suelen incorporarse a la temporada. Había que tirar de mano de obra nacional.

Los responsables de las explotaciones clamaron por la necesidad de incorporar a las cosechas a los parados o a los inmigrantes irregulares del país para sacar adelante las campañas. Y como la agricultura nunca lo ha tenido fácil con eso de atraer a los trabajadores del antiguo Inem, el Gobierno aprobó un decreto ley que permitiera a los desempleados de nuestro país seguir cobrando el paro, aunque empezasen a trabajar en alguna de las campañas. Los empleados afectados por ERTE y los autónomos que cobran prestación por cese de actividad no estaban incluidos en el plan. La gestión de esta campaña de reclutamiento correspondería "al propio sector, los servicios autonómicos de empleo y el SEPE", explicó en su momento el Ministro de Agricultura, Luis Planas. Se necesitaban 80.000 personas.

Ha pasado justo un mes desde que el Ejecutivo aprobara la norma en Consejo de Ministros, y todavía no es posible saber si esos puestos han sido cubiertos. "Dadas las especifidades geográficas y temporales de las campañas agrícolas, es prematuro evaluar su implantación", señalan fuentes del Ministerio de Trabajo a Libre Mercado, aunque aseguran que están recopilando los datos.

El número de demandantes supera a las plazas

Por ahora, lo que sí podemos confirmar es que el éxito entre los interesados por incorporarse al campo ha sido total, porque el número de demandantes supera a las plazas ofertadas. Según los datos que ha proporcionado la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) a este periódico, hasta el 6 de mayo, se habían inscrito más de 116.000 demandantes de empleo. De esa cuantía, más de 90.000 personas se habían apuntado para "cualquier campaña", lo que evidencia sus ganas de incorporarse al trabajo. Lo que tampoco puede confirmar Asaja es cuántos de ellos han conseguido el empleo. "Los trámites con la Administración son muy lentos", apunta el coordinador general de Asaja, Juan Almansa

Del estudio de Asaja también se pueden sacar otras conclusiones interesantes. Por ejemplo, la procedencia de los demandantes de empleo, donde destacan los residentes en Madrid (el 10,9%), seguidos de los de la provincia de Alicante (8,47%) y Sevilla (8,14%). "Lo malo con los de Madrid es que los trabajadores no pueden cambiar de comunidad autónoma, por lo que hay muchos demandantes, pero no hay tanto cultivo. Ahora, en Madrid sólo hay espárragos y fresas", explica Almansa. Por tanto, esta sería una de las razones de que haya madrileños que quieran trabajar en el campo y no puedan.

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También es llamativo el sector de procedencia de estos candidatos, siendo la categoría de hostelería y el turismo la más común (20%), incluso por encima de la agricultura. Con la aprobación del estado de alarma el pasado 14 de marzo, el sector servicios se cerró a cal y canto, y la hostelería y el turismo ha resultado los más perjudicados por el parón de la actividad. Así, el campo se convierte ahora en una alternativa para todos los que se han quedado sin trabajo.

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Dentro de que a una abrumadora mayoría de los interesados le da igual en qué campaña empezar, las favoritas de los candidatos son la hortícola y la de los cítricos, mientras que la que menos les atrae es la de frutos rojos. Juan Almansa tiene una explicación: "Es mucho más fácil recoger fruta de un árbol o en espalderas en invernaderos, que agachados, como requiere la de fresa, el ajo o la patata. Trabajar agachado es insoportable. En esta campaña ha habido gente que en la fresa no ha aguantado ni 3 horas", declara.

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Agricultores primerizos

Alicante y Valencia son las provincias que ponen como primera opción, "por los cítricos", apunta Almansa, y la segunda favorita es Huelva. Es llamativa también la respuesta en lo relativo a la experiencia, ya que sólo el 59% de estos candidatos (70.418 de ellos) asegura tener experiencia previa en el sector, lo que supondría una nueva oleada de agricultores primerizos.

Respecto a la nacionalidad, el estudio de Asaja no ha recogido el 100% de la muestra, pero señala que 52.360 personas niegan ser "un trabajador migrante cuyo permiso de trabajo finaliza entre el 14 de marzo y el 30 de junio de 2020", y sólo 4.376 de ellos responde que está en ese grupo. Además, 53.442 personas niegan ser "joven natural de terceros países (no UE) que se encuentra en situación regular", y sólo 3.286 dicen que sí. Estos dos requisitos también fueron aprobados por el Ejecutivo socialista para aumentar la mano de obra en la agricultura.

Otra encuesta de Randstad publicada ayer miércoles, también confirma el interés de los demandantes de empleo por el campo durante la pandemia. La ETT asegura que el 79% de los profesionales consultados estaría dispuesto a trabajar en tareas agrícolas "para así salvar las cosechas que corren el riesgo de echarse a perder por una eventual ausencia de personal". En total, más de 100.000 personas estarían dispuestas a trabajar en el campo, de nuevo, más de las plazas que se necesitan.

Dos de cada tres trabajadores (65%) señalan como principal requisito para trabajar en el campo que simplemente se garantice o se costeé el transporte para desempeñar el trabajo, mientras que el 46% menciona como fundamental la provisión de medidas de protección adecuadas, algo ya de por sí obligatorio. La demanda de profesionales en plantación y recolección —en especial en perfiles como capataz, peón agrícola, peón de mantenimiento podador, tractorista y carretillero— va en aumento, según la ETT. Está por ver si estos candidatos a agricultores han podido encontrar su deseado empleo.

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