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El peligroso optimismo ecologista ante el coronavirus: baja la contaminación a costa de hundir la economía

El Gran Confinamiento ha provocado una reducción de la contaminación pero también los peores datos económicos de la historia.

El Gran Confinamiento ha provocado una reducción de la contaminación pero también los peores datos económicos de la historia.
Greta Thunberg | Cordon Press

El Gran Confinamiento ha tenido un impacto directo en los indicadores de emisiones de dióxido de nitrógeno registrados en las principales capitales españolas. En las seis primeras semanas de cerrojazo, los datos de NO2 registraron un descenso del 50% en Barcelona o Madrid, aunque otras ciudades han llegado a experimentar rebajas superiores al 70%.

Determinados sectores políticos han celebrado esta caída como una buena noticia. Meses después del fenómeno ecologista protagonizado por la activista sueca Greta Thunberg, el sueño de una reducción de la contaminación parece estar más cerca. Sin embargo, quienes parecen suscribir estas tesis tan simplistas incurren en errores de bulto y demuestran una profunda ignorancia de la realidad ambiental y económica.

En primer lugar, parece cuando menos alarmante que se tomen estos datos de forma aislada, ignorando que esta caída ha venido acompañada de un desplome sin precedentes en el bienestar de millones de españoles. Los datos de empleo efectivo son, ahora mismo, los peores de la historia, así como la caída del 5,2% del PIB en el primer trimestre. La producción ha caído más que en los años de la Guerra Civil. Si hay mejora, es a costa de hundir económicamente a parte importante de la población. Pero, además, no hay que olvidar que la motivación última del Gran Confinamiento ha sido la lucha contra un patógeno que se ha cobrado decenas de miles de vidas, de modo que no solo presentamos un cuadro de ruina económica, sino también de numerosos fallecimientos debido a la pandemia.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta que la caída no ha sido estructural, sino coyuntural. Los datos de contaminación en China dan buena cuenta de ello, puesto que el fin del cerrojazo supuso la recuperación de los niveles de polución observados antes de la pandemia. Es mejor, pues, lograr mejoras mucho menores, pero duraderas.

En tercer lugar, la mirada anticapitalista que suele alimentar este tipo de discurso ignora que es precisamente el enriquecimiento propiciado por la economía de mercado lo que permite explorar soluciones innovadoras en materia de conservación y desarrollo de energías limpias o sistemas de eficiencia energética. En este sentido, la crisis reducirá el margen de las empresas y los gobiernos de Occidente para hacer este tipo de inversiones. Una menor libertad económica se traduce en peores resultados medioambientales.

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