En 2019 entraron en España 84 millones de turistas extranjeros colocando a nuestro país como el segundo más visitado después de Francia a nivel global. El turismo no es únicamente uno de los motores económicos de gran parte de las regiones de España sino una pieza fundamental en el conjunto de la economía española ya que 2,6 millones de españoles trabajan directamente y representa el 12% del PIB.
Sin embargo la joya de la corona de la economía española y uno de los sectores en los que España es puntera a nivel mundial está pasando la crisis más fuerte desde la posguerra por culpa de la covid-19, y todo lo que ha conllevado (confinamiento, parón de la actividad, cierre de fronteras…).
Golpe a la línea de flotación de la hostelería
La crisis del coronavirus ha sido un golpe que ha afectado con fuerza a un sector acostumbrado a vivir muy pegado a los periodos vacacionales y, en cada localidad, a los festivos propios. El ejemplo es lo que ha ocurrido al perderse los grandes eventos de la primavera como la Semana Santa, la Feria de Abril o celebraciones locales como San Isidro o el Dos de Mayo.
El impacto a la línea de flotación de la hostelería en esta primavera ha supuesto que muchos empresarios se vean abocados al cierre si el regreso total a la normalidad se alarga. Algunas organizaciones profesionales establecieron en los momentos más críticos que hasta 85.000 bares podrían cerrar si no se concretaban medidas desde la administración pública a la hora de ir aplicando gradualmente la llamada desescalada.
Sin embargo, aunque el regreso a la normalidad está siendo escalonado, aún no hay una cifra exacta de negocios de hostelería o relacionados con el turismo que hayan echado el cierre. Para la desescalada muchos negocios fueron adoptando distintas medidas de seguridad, tanto para los clientes como para los propios trabajadores, que permitieron coger algo de aire hasta el fin del estado de alarma.
El regreso seguro a la normalidad
Desde que el Gobierno decretó el estado de alarma no han podido entrar turistas en nuestro país hasta ahora, cuando varios centenares de ciudadanos alemanes han ido llegando a Mallorca como parte de la prueba piloto del Ejecutivo. No obstante, han sido tres meses en los que los representantes de Horeca (Hoteles, Restaurantes y Cafeterías) han perdido gran parte de sus ingresos y la perspectiva sigue sin ser halagüeña para el futuro próximo debido al miedo al contagio y los posibles rebrotes. Todo ello unido a una crisis económica que afectará en mayor o menor medida a la economía global.
Muchas regiones de España están apostando desde sus administraciones por el turismo nacional y de interior a la espera de que la pandemia amaine y vuelvan los foráneos. Ahora, de manera tímida en estos primeros compases del regreso a la normalidad, el sector se va desperezando después de la hibernación forzosa. Por ello, toda ayuda que se les pueda brindar a estos empresarios desde el ámbito público, con rebajas fiscales y facilidades administrativas, como desde el privado, no solo es bienvenida, sino que es esencial.
Dentro de las ayudas que el ámbito privado puede ofrecer al sector turístico encontramos la iniciativa de Banco Santander para intentar paliar los efectos de la crisis del coronavirus en este colectivo. Problemas como la falta de caja, las pérdidas tras varios meses sin facturar o la toma de decisiones sobre cuándo y cómo abrir sus locales pueden sobrellevarse mejor con productos y servicios especialmente diseñados para estos empresarios; que cuentan, además en la entidad, con un equipo de gestores especialistas en este segmento.
La apuesta del banco presidido por Ana Botín permite que el sector afronte su digitalización gracias a herramientas como PayGold, con la que el empresario puede cobrar al cliente por teléfono sin necesidad de dar los datos de la tarjeta. También el TPV, que agiliza el servicio dentro del negocio hostelero y que cuenta con un software de gestión incluido.
El compromiso con el sector de la restauración permitirá que se ponga a disposición todo tipo de soluciones de financiación que podrán variar tanto a corto como a largo plazo, tanto como el cliente necesite, para permitir la tan ansiada reapertura. Además, Santander echará una mano a la hora de gestionar el pago a los proveedores de forma fácil y adaptada a cada negocio con la herramienta Pago Ágil.
Así, con facilidades y menos trabas, los empresarios del sector turístico y de la restauración podrán hacer frente al golpe sufrido desde mediados de marzo. Una primavera perdida que podrá remontarse gracias a la reapertura en verano y que, con las medidas de seguridad y sanitarias, permitirá que la joya de la corona de la economía española vuelva a brillar con fuerza.