Las nuevas tendencias en inversión, avaladas además por los buenos datos al enfrentarse al impacto de la covid-19 en el mercado están dando grandes resultados y están demostrando ser una buena vía de inversión. En este caso Banca March apuesta por lo que considera tres megatendencias: Revolución 4.0, sostenibilidad y medio ambiente y Demografía y estilo de vida.
En el primer caso, esa revolución 4.0 entronca de lleno con las tecnologías de la Información y la comunicación y todas y cada una de sus aplicaciones. Éstas, como ha demostrado por ejemplo el avance del Nasdaq dominado por las FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google, con su matriz Alphabet) que suponen más del 40% de la capitalización del indicador, se convierten en la primera línea de inversión al que se suman las empresas de juegos en línea, el resto relacionadas con el streaming y por supuesto los pagos online, como el caso de PayPal o Square del creador de Twitter, Jack Dorsey.
El segundo se refiere a la sostenibilidad y el medio ambiente, empresas claramente friendly para los inversores y con un futuro más que demostrado, si atendemos además a las inversiones públicas de futuro con las que se quiere superar el coronavirus y que, en muchos casos, están supeditadas a su injerencia en estos sectores. También unidas al cambio necesario de modelo energético o las ligadas a la preservación de los océanos, con fondos especializados, que apuestan por ellos como fuente de riqueza o del agua, como bien escaso e imprescindible a futuro.
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Y el tercero, ligado a la demografía y al estilo de vida, que va unida a todas aquellas actividades de la sociedad encaminadas a vivir de mejor forma. Tres pilares sobre los que han comenzado a trabajar antes de la pandemia y sobre los que a posteriori, han obtenido una rentabilidad del 30%. Y han convertido el coronavirus en una oportunidad para adentrarse en estos sectores que han ganado terreno a la covid. Enfoques eso sí, de medio y largo plazo para alcanzar la rentabilidad deseada y que dejan de lado las percepciones habituales y asumidas antes de la crisis que van dando paso a estas nuevas miradas inversoras.
Aunque existen otras posibilidades. Por ejemplo, y de forma paralela, inversiones responsables sostenibles, como la que ha puesto en marcha la entidad con el banco privado suizo J. Safra Sarasin. Su idea es adentrarse en cuatro objetivos de desarrollo sostenible: necesidades básicas, capital natural, empoderamiento y transición energética. La idea es destinar distintos porcentajes a cada una de ellas desde le 41 al 17% con una cartera concentrada en 40 ó 50 compañías, con un 70% de medianas empresas y un 30% de pequeñas, con mayor exposición geográfica a Estados Unidos y regiones emergentes. Pero también con gran enfoque en los sectores tecnológico, de salud y consumo.
Fondos alternativos que pasan por diversificar la inversión financiera, reducen la correlación con los activos cotizados y cuya naturaleza ilíquida, señala Banca March, mitiga el efecto de la volatilidad a corto plazo. Fondos ve van desde la producción de energía hidroeléctrica, hasta la inversión en agua u océanos pasando por el vino.
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