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EDITORIAL

El Gobierno hace más daño a la hostelería que el coronavirus

Ya han cerrado más de 65.000 establecimientos hosteleros, y se han perdido más de 350.000 puestos de trabajo. Es una catástrofe.

La hostelería no da crédito ante la actitud del Gobierno ante un sector tan importante para la economía y la sociedad española. Ya han pasado nueve meses desde que los primeros bares y restaurantes fueran obligados a echar el cierre –tras la declaración del estado de alarma–, y el Ejecutivo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no ha movido un dedo para aliviar su situación, de la que es tremendamente responsable.

El pasado 28 octubre, en la XIV edición de los Premios de Hostelería de España, la ministra de Industria, Reyes Maroto, anunció a bombo y platillo un plan de apoyo a la hostelería... del que nada se sabe aún: ni qué fondos se van a movilizar ni quiénes serán los beneficiarios. A día de hoy, sí, no es más que un plan fantasma.

Por si la situación del sector no fuera lo suficientemente calamitosa, el Ministerio de Trabajo anda tramando una nueva subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que acabará por sentenciar a innumerables bares, restaurantes y cafeterías.

Para justificar su despropósito, los social-comunistas hablan de equipararse al resto de Europa en materia salarial. La equiparación de la productividad la dejan para otro día; como lo de secundar a Alemania o al Reino Unido, que han rebajado el IVA a la hostelería, o a Portugal, que le ha quitado de encima el Impuesto de Sociedades. En España, la única consideración que ha mostrado Hacienda ha sido la de aplazar unos meses el pago de impuestos. Pero esa tregua acabó en noviembre, lo que ha obligado a autónomos y empresas de todos los tamaños a ponerse al día con el Fisco aunque no hayan ingresado un solo euro en meses. No es de extrañar la tremenda indignación del presidente de la patronal hostelera: "Eso es una cerdada, en la Administración se han portado como unos auténticos cerdos, y lo digo con mayúsculas", clamaba José Luis Yzuel hace unos días.

La segunda ola del coronavirus se ha cebado con un sector que está ejerciendo de chivo expiatorio. Las restricciones en muchos casos absurdas que pesan sobre la hostelería están poniendo contra las cuerdas una actividad que genera el 6,2% del PIB y da trabajo a 1,7 millones de personas. Camareros, cocineros… esos a los que el Gobierno izquierdista se jacta de proteger están siendo los primeros en volver al ERTE por culpa de la incompetencia e hipocresía de la banda de Sánchez.

Ya han cerrado más de 65.000 establecimientos hosteleros, y se han perdido más de 350.000 puestos de trabajo, según la patronal. Es una auténtica catástrofe de la que tiene más culpa el Gobierno que el coronavirus.

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