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Los equipos sanitarios que se podrían comprar con la factura del terrorismo callejero por Pablo Hasél

17 millones de mascarillas o más de 1 millón de batas son algunos de los equipos que se podrían adquirir con el dinero de los destrozos.

17 millones de mascarillas o más de 1 millón de batas son algunos de los equipos que se podrían adquirir con el dinero de los destrozos.
Radicales destrozando un contenedor en Barcelona | EFE

La violencia callejera que se ha desatado en las principales ciudades españolas con la excusa de la encarcelación del rapero Pablo Hasél se va a saldar con una desorbitada factura. Durante varios días, grupos de extrema izquierda han arrasado con todo lo que se encontraban por la vía pública. Mobiliario urbano, tiendas, vehículos privados… sus prácticas filoterroristas han provocado un descomunal agujero tanto en las arcas públicas como en el bolsillo de los propietarios de los bienes destrozados.

Los Ayuntamientos de Madrid y Barcelona ya han empezado a hacer números para cuantificar el daño gratuito que estos delincuentes han causado a un patrimonio que no les pertenece. El Consistorio de la Ciudad Condal va a ser el que más caro pague las prácticas de unos criminales que, por otro lado, Ada Colau lleva jaleando desde que llegara al Gobierno. Mientras ha venido despreciando sistemáticamente el trabajo de las fuerzas del orden, la alcaldesa catalana ha llamado a los radicales a tomar las calles en innumerables ocasiones. Ahora, los ciudadanos de Barcelona tendrán que costear buena parte de las fechorías de los manifestantes.

Hasta el pasado lunes, tras seis noches de violencia encarnizada, el balance de los destrozos era desolador. Barcelona sumaba 284 contenedores calcinados cuyo coste de reposición ascenderá a los 417.000 euros para el erario público. Organizaciones radicales como Arran, los cachorros de la CUP, clamaron por "hacer brillar los contenedores" cada noche. Lo hicieron en una delictiva guía sobre cómo actuar y hasta vestirse en las manifestaciones. Sus pirómanos discípulos no dudaron en hacerles caso.

A ese casi medio millón de euros en contenedores quemados hay que sumarle los 203.000 euros por la limpieza de la vía pública, recogida de residuos y retirada de contenedores en Barcelona, además de 304.000 euros para reparar los daños en 4.810 metros cuadrados de pavimento. También engrosan la lista de la vergüenza 80.421 euros para reparar los daños causados en alumbrado, semáforos, señalización, vallas y fuentes. En total, estamos hablando de una factura de más de un millón de euros para los barceloneses. Si a esa cuantía, le sumamos los 750.000 euros que cualifican los empresarios por el ataque a 75 establecimientos, con más de 100 cristales de escaparates rotos y 12 locales saqueados, estaríamos hablando de 1,7 millones de euros de riqueza detraída.

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El coste en equipamientos sanitarios

No deja de ser llamativo que desde la izquierda se erijan en adalides de lo público, mientras políticos como Pablo Echenique muestran "todo su apoyo" a unas protestas que se han saldado con semejante importe. Lo mismo ocurre con la CUP o con los Anticapitalistas, que creen que el Estado asistencial debe proveer a la población de todos los servicios que pueda. Si tenemos en cuenta que nuestro país está atravesando una de las peores crisis sanitarias de su historia y de que cada euro de dinero público es más necesario que nunca, su incoherencia no puede ser más escandalosa.

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En la tabla de la derecha, una larga lista de ejemplos del material sanitario que se podría comprar con los 1,7 millones de euros que han costado las protestas en Barcelona. Los datos han sido facilitados por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid a Libre Mercado.

Como se observa en la tabla, estamos hablando de 17 millones de mascarillas quirúrgicas con los que se podría proteger a los sanitarios o enfermos de los hospitales de la ciudad u ochenta y cinco millones de calzas o más de un millón de batas. Con un total de 3.161.432 casos confirmados de Covid-19 y 68.079 fallecidos —oficiales—, España no puede permitirse tener que sufragar gastos tan inútiles como los que han provocado los fieles de Pablo Hasél.

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Pero Barcelona no ha sido el único campo de batalla de los violentos. En Madrid, el ayuntamiento ha cifrado en 200.000 euros la factura de los daños ocasionados por los disturbios del pasado miércoles en la Puerta del Sol. De esa cuantía, 150.000 euros tendrán que soportarlos los comerciantes, que también contribuyen con sus impuestos a sufragar el estado del bienestar. ¿Cuánto equipamiento contra el coronavirus se podría comprar con el dinero que han dilapidado los radicales? Pues 2 millones de mascarillas o más de un millón de guantes. Que sigan defendiéndolos.

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